viernes, 6 de diciembre de 2013

TIEMPO DE ADVIENTO: tiempo de esperanza, de espera y de alegría.



Todos sabemos que el Adviento es tiempo de esperanza. Esperanza porque ansiosos esperamos que el Hijo de Dios nazca en nuestro interior como lo hizo en Belén. Esperamos la Luz del mundo, la Luz por excelencia; más fuerte y poderosa que el mismo sol. La Luz que nos da la Vida, que nos ilumina en nuestro caminar, que aleja de nosotros toda oscuridad y tiniebla, la Luz que sana nuestros corazones heridos, la Luz que nos trae la verdadera paz y felicidad, la Luz que aclara nuestras ideas, la Luz que nos llena de Amor.


Pensemos en esta nueva oportunidad que nos brinda Dios, y practiquemos estos ejercicios para vivir mejor el Adviento, y que su Hijo llene de Luz el mundo. Este mundo que poco a poco vamos oscureciendo con nuestras envidias, soberbias, egoísmos, prepotencias, abortos, poderes absurdos, malas palabras, y otros actos sombríos y tenebrosos. Él es el único que puede cambiar nuestros corazones para que, de verdad podamos construir su Reino.



Queremos acudir en este tiempo, especialmente a María. Ella vivió el primer Adviento. ¿Quién mejor que Ella supo esperar al Señor? Ella que, además de dar a luz, dio la Luz al mundo.
 Pero en el Adviento, al igual que María, debemos tener una buena disposición, porque no todo es "bonito". Es decir, el Adviento es esperanza, pero también es preparación para el sufrimiento, el rechazo, el dolor... Ella temía ser rechazada, Ella también se preparaba para la pobreza, es más, tuvo a su Hijo en un establo. Así nosotros, en nuestras vidas, tenemos que enfrentarnos -y hoy día más que nunca-, a todas estas situaciones. Nadamos contracorriente, pero no por ello nadamos equivocadamente. Seguir al Señor es seguir el camino correcto. 


Principios: SEÑALES DEL ADVIENTO


1. LA PUERTA. Jesús viene llamando a nuestra casa. Lo hace sin imposiciones y con suavidad. Sólo los humildes, los que sean capaces de desconectar del ruido y de los falsos dioses, percibirán su llegada.
2. LA PACIENCIA. Jesús, cuando llegue, nos quiere vigilantes, expectantes, persistentes. ¿Nos encontrará contentos por su nacimiento o…tal vez distraídos con otras luces?
3. LA FE. Jesús nacerá Dios y Hombre. ¿Tendremos la suficiente fe para reconocer su divinidad y humanidad? ¿Nos quedaremos tan sólo en el umbral del portal o en la suavidad de los pañales?
4. EL PERDÓN. Dios nunca deja de apostar por la humanidad. Aún en medio de muchos desprecios, el Señor, sigue empeñando en atraer hacia el Padre el corazón de los hombres. ¿Estás dispuesto a ofrecerle un corazón armonizado y afinado?
5. EL “SI. Hay una mujer que, su belleza, anida en el corazón. Es María. Con Ella podemos vivir el adviento con ilusión, esperanza y no dando la espalda a lo auténtico y genuino de la Navidad: DIOS HECHO HOMBRE.

6. LA ESTRELLA. Los magos se dejarán guiar por una estrella y, con ella, darán con el lugar donde nacerá Jesús. ¿Qué estrellas dirigen tu vida? ¿Hacia dónde? ¿Hacia Dios o hacia cualquier Herodes moderno?
7. ILUSIÓN. “Tengo ganas de que mi hijo venga al mundo” (expresión de cualquier madre a punto de dar a luz). ¿Cultivas y preparas el auténtico espíritu de la Navidad? ¿Es Jesús el centro de la reunión familiar?

8. ACOGIDA. Vendrá el Señor y, en su peregrinaje en las entrañas de María, no encontrará posada. ¿Quieres abrir de nuevo tu casa a Jesús? Ojala, aquello que no sea compatible con la presencia de un divino Niño, seas capaz de no darle lugar en tu casa
9. DESPRENDIMIENTO. La presencia del Señor en el mundo se hace más palpable cuando, los hombres y mujeres con esperanza, saben dar o desprenderse de sí mismos. Dios se rebaja para que, entendamos, que la Navidad es amor bajado del cielo.
10. RENOVACIÓN. El nacimiento de un niño trae aires nuevos a una familia. ¿Qué esperas que te traiga el Nacimiento de Cristo? ¿Qué rincones de tu existencia necesitan más luz, paz, perdón, reconciliación, justicia…?





Una guía: PALABRAS CON SABOR A ADVIENTO


BÚSQUEDA. Sabemos que somos limitados y, por ello mismo, queremos algo más. ¿No estará Dios en el principio y final de todo?
VIGILANCIA. No podemos perder el tren de la felicidad. Cuando pase Jesús a nuestro lado ¿nos encontrará al borde de la estación o distraídos?
OJOS ABIERTOS. Para no dejarnos embobar por los “diosecillos” sin fundamento. Seducen pero, luego, nos dejan tirados. Jesús nunca falla
ORACIÓN. Sin alimento, las personas, mueren. Sin oración, los cristianos y su misma vida cristiana, se debilitan. 

LUZ. Para ver en toda su intensidad lo que la Navidad nos trae. Luz verdadera frente a la artificial. Luz divina frente a la colorista, frívola y consumista
PEREGRINACIÓN. Somos peregrinos en busca del santuario del amor de Dios en la tierra. Un santuario humilde, pequeño, de carne y hueso: el Salvador
VISITA. Dios en persona se digna visitar al mundo. Muchos, como entonces, no se percatarán de su presencia. ¿Seremos nosotros del grupo de los pastores o de los necios que cerraron sus posadas a la Sagrada Familia?
APERTURA. Necesitamos de alguien que toque nuestras entrañas. La Navidad nos hace especialmente sensibles a lo santo, a lo bueno. Quien no se abre es difícil que intente comenzar de nuevo.
SILENCIO. El Señor, al contrario que nuestras presencias, viene precedido del silencio, de la pobreza y de la austeridad. Son tres caminos que, al hombre de hoy, se le hacen cuesta arriba: ser moderados, ser pobres y vivir con lo necesario.
PREVENCIÓN. El adviento nos exige optar por lo bueno o por lo negativo; por el maligno o por Dios. El demonio, una y otra vez, muestra su ingenio con un solo fin: apartarnos del amor de Dios.
HUÍDA. De las grandes cárceles que el mundo construye a nuestro alrededor, hacia esas otras celdas (los corazones) en los que podemos sentirnos libres alumbrados por la misericordia del Señor.
DESIERTO. Los anacoretas se retiraban al desierto para orar y mortificarse. Hoy, si queremos vivir intensamente la Navidad, es bueno buscar espacios donde encontrar la estrella auténtica que nos va a llevar al Misterio Encarnado de Dios.
CONTENCIÓN. El bien y el mal anidan en nuestro interior. ¿Cuál de las dos fuerzas vencerá? (preguntaba un discípulo a su maestro espiritual). Aquella que tú alimentes. El adviento es un tiempo para no digerir alimentos que pueda perturbar nuestra sensibilidad espiritual


Palabras: HABLEMOS DEL ADVIENTO


* Nos trae buenas nuevas (en medio de un noticiario negativo) y esperanza (en un laberinto pesimista)
* Nos llama a la serenidad y a la confianza. ¡Hay tantas razones para alterarnos y distanciarnos!
* Nos prepara, no ya al acontecimiento de la Navidad, sin a aquel instante definitivo: ¡EL SEÑOR VENDRÁ!
* Nos constituye en “vigilantes”. Vivir esperándole y….como Dios quiere; no como el mundo exige.
 * Nos despierta de un sueño peligroso: la rutina. Creer en Dios es mantener firme nuestra fe. Comprometidas nuestras actitudes de servicio y caridad
* El Adviento nos empuja al renacimiento en nuestra fe. A consolidar nuestra esperanza. A recuperar el gusto por la figura de Jesús.
 * Un Niño nos va a nacer. ¿Para qué? Ni más ni menos que para llenar de ilusión y de alegría la gran casa de nuestra Iglesia. Para darnos una razón para vivir y seguir adelante: nos trae la salvación
* El Adviento es una alfarería donde podemos moldear el barro que existe en nuestro corazón, en nuestras manos, en nuestro caminar. Es mudar de la injusticia hacia la justicia; brincar del pozo del odio a la frontera del amor.
* Es saber que, en la ausencia del Señor, El sigue confiando en nosotros. A pesar de nuestras fragilidades y contradicciones seguimos gritando: ¡VEN, SEÑOR, JESUS!
* El Adviento caldea el corazón frío; estrecha las manos enemigas; hace encontradizas las miradas indiferentes. Ante la llegada de Dios, ninguno de los suyos, puede permanecer en el egoísmo. Dios, cuando llegó al mundo, se encontró a muchas personas dormidas. EL adviento insta a nuestras manos a ponerse en movimiento, a colaborar con la causa de Jesús.
* El Adviento tiene dos movimientos: nos invita a celebrar con alegría aquel primer adviento de Jesús a los hombres y….a estar expectantes a su llegada definitiva. El final de los tiempos.
* Es rezar, y con la oración, mantenernos despiertos y anhelantes a lo que está por venir. El dueño marchó pero, cuando venga, ¿encontrará alguien abriéndole la puerta de su casa?


Argumentos: FRASES PARA EL ADVIENTO


*La esperanza del Adviento es saber a quién estamos esperando: A JESUS.
*El Señor no nos dice cuando será su venida definitiva pero, en cambio, nos da pistas de cómo hemos de estar a su llegada: VIGILANTES
*Esperar al Señor implica hacerlo con aquello que El nos dijo: salir con amor al encuentro del AMOR.
*Estar alerta es descubrir que, de mil maneras, Dios pasa a nuestro lado: DIOS INVISIBLE PERO SENSIBLE.
 *El Adviento es un compás con tres movimientos: VIGILANCIA, ORACION, CONVERSION Y ALEGRIA
 

*Ir al encuentro de Aquel que viene es poner luz en nuestro corazón para disipar las tinieblas que nos impiden verle
*El problema del mundo es que desespera por todo. La grandeza del cristiano es que espera en medio de toda desesperanza.
*La oración, en adviento, es un papel en el que el cristiano escribe su carta personal al Dios que viene en Belén.
*La Palabra de Jesús, además de fortalecernos, nos da seguridad en nuestra esperanza: HABLA.
*El mundo se empeña en cambiar las cosas pero, el Señor, va al fondo de las personas: AL CORAZON
*La rutina es enemiga del vigilante. ¿Quieres y deseas un futuro con Dios? PERMANECE EN PIE.
*La sociedad ¿espera en algo? Posiblemente no. Nosotros en cambio esperamos otro nuevo mundo.
*Las mejores autopistas necesitan constantemente arreglos. La llegada del Señor ¿cómo encuentra los caminos de nuestros corazones?
*¡Qué alegría sentimos cuando alguien nos devuelve algo que es nuestro! ¿Sentimos la misma alegría con el nacimiento de Jesús que nos trae y nos devuelve a Dios?
*Amar a María es llenarnos de lo que, en María, fue constitutivo: la Palabra de Dios. ¿La escuchamos y la veneramos? ¿La reflexionamos y la llevamos a nuestra vida?
*Preparar los caminos al Señor es salir a su encuentro; no detenernos en los escaparates que seducen nuestros instintos pero adormecen nuestras ansias de ir a los brazos de Dios.
*Celebremos la primera Navidad pero, además de eso, levantemos un poco más nuestras cabezas: la segunda venida del Señor está al caer. ¿Cuándo? Eso es lo de menos. Lo importante es….la esperanza.
*Sobran palabras y faltan testimonios. En Belén, con pocas palabras y con una presencia, Dios lo dijo todo. ¿Por qué será que a nosotros nos cuesta tanto el hacer y tan poco el hablar?




REGALOS DEL ADVIENTO


1. LUZ para distinguir a Cristo que sale a nuestro encuentro. Abrir los ojos, para que nada, ni nadie nos confunda. Es necesario para no desviarse del camino.
2. OÍDO. Para escuchar sus pasos. Dios nunca se impone. Se propone a todo aquel que desee acogerle libre y voluntariamente. El silencio nos hace sensibles a la llegada del Señor.
3. ALEGRÍA. El nacimiento de un niño siempre trae debajo de su brazo altas dosis de felicidad y de alegría. Estar comprometidos con lo que gusta a Dios será la mejor forma de ampararle.
4. HUMILDAD. Si Dios estando en las alturas, se acerca al hombre, es para que también la humanidad se ayude mutuamente. Al salir al encuentro de los demás abrimos una puerta, la de la humildad, que nos empuja a los brazos de Dios.
5.- ESPERANZA. Esperamos no algo efímero. Es Alguien el que nos produce una sensación de paz y de sosiego, de optimismo y de ilusión. Desengancharnos de aquello que monopoliza excesivamente nuestra atención hará que aumente en nosotros las ganas de celebrar el nacimiento de Cristo.
6. QUIETUD. El trabajo, las responsabilidades y preocupaciones nos absorben y boquean demasiado. El adviento nos invita a contemplar, a ser más reflexivos, a estar expectantes ante un acontecimiento: ¡Dios viene a salvarnos!
7. AVENTURA. Este tiempo prenavideño nos invita a salir al encuentro del Señor. Instalarnos en el camino fácil, en el consumo o en lo superficial, no nos convierte en aventureros sino en autómatas. ¿Quieres descubrir al Señor?
8. HERMANDAD. El adviento nos dispone no solamente al nacimiento de Jesús sino al sentido de su llegada: viene a restablecer la alianza entre Dios y el hombre. Un Niño nos va a nacer y, en El, todos seremos hermanos. Avanzando en la reconciliación personal y comunitaria podremos significar la autenticidad de nuestra fe.
9. VISITA. Celebrar el adviento es prepararse a una visita especial. Hay que limpiar el corazón para que, el Señor, pueda nacer en Él. La Palabra, la conversión personal y la alegría….pueden servir de pañales con los cuales recibir dignamente al Salvador.
10. SILENCIO. El Hijo de Dios viene silenciosamente y, por lo tanto, hay que estar atentos para saber desde que dirección se acerca hasta nosotros. Ser centinelas, vivir como centinelas, permanecer como centinelas y con los ojos bien abiertos evitará que, lo grande y divino de estos próximos días, no pase de largo.





1 comentario:

  1. GRACIAS, ESTAMOS EN EL 2016, PERO SIEMPRE ME AYUDAN PARA SEGUIR ADELANTE.
    QUE DIOS OS BENDIGA SIEMPRE.
    SOFÍA

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