miércoles, 14 de enero de 2015

• Francisco inicia el 2015 con una gira por Sri Lanka y Filipinas, dijo en su homilía que "el verdadero culto de Dios no lleva al odio y la violencia".


El mes de enero solía ser tranquilo en el Vaticano. Esta vez, en cambio, el Papa Francisco estrenará el 2015 con este viaje agotador a Sri Lanka y Filipinas del 12 al 19 de enero. 
En el 2015, el Papa Francisco forzará el ritmo en cuanto a viajes y reforma de la Curia vaticana, al tiempo que continúa el afianzamiento de la institución familiar mediante catequesis semanales, encuentros mundiales y un segundo Sínodo de la Familia en octubre.
El Papa adelantó que, además de los grandes viajes a Sri Lanka, Filipinas y Estados Unidos, visitaría también tres países de América Latina y uno de África.
No dijo nombres, pero el presidente de Bolivia, Evo Morales, asegura que el suyo está en la lista. Y el arzobispo de México, Norberto Rivera Carrera, dice que el suyo también. El tercero podría ser Cuba, pero de momento la reserva es total. El país africano será probablemente Uganda.
Visita a España
A estos viajes se añaden otros más breves, como el que realizará a España con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Ávila. Y Francia confía recibirle en visitas a Paris, Lourdes y quizá Lisieux.


Los momentos espectaculares del 2015 comenzarán en enero en Sri Lanka, un país efervescente y complejo, donde los cristianos suponen sólo el 8 por ciento de sus 20 millones de habitantes, pero mantienen buen equilibrio tanto con los budistas como con los hindúes tamiles, muy enfrentados entre sí. Una de sus primeras actividades en Colombo será un encuentro con los líderes de las grandes religiones asiáticas, incluido el Islam, el primero de varios que mantendrá a lo largo del 2015.

En Filipinas, Francisco dedicará un día entero a visitar Tacloban para reunirse con los supervivientes del tifón «Yolanda», cuyas condiciones de vida siguen siendo muy penosas. Quizá el primer récord del año se produzca el 18 de enero en Manila si acuden a la misa en Rizal Park más de 5 millones de personas, el número de participantes en la que celebró san Juan Pablo II en 1995.
Reforma de la Curia y nueva encíclica
La presión de las calderas del Vaticano subirá en febrero. Del 9 al 12, el Papa se reunirá con el consejo de nueve cardenales de los cinco continentes que le ayudan en la reforma de la Curia y el gobierno de la Iglesia universal. El proyecto de simplificación del organigrama vaticano será presentado al día siguiente a los cardenales de todo el mundo, reunidos en Roma para un encuentro de trabajo al que seguirá, el 14 de febrero, la imposición de birretas a 10 o 12 nuevos cardenales electores, cuyos nombres anunciará el Papa entre el 4 y el 11 de enero.
Para marzo o abril se espera la nueva encíclica sobre medio ambiente, que no sólo abordará la protección de la naturaleza y el clima sino también la «ecología humana»: el equilibrio en la vida de las personas y las sociedades. En cuanto la publique, Francisco convocará un encuentro de líderes religiosos mundiales para estudiar los problemas con vistas a la asamblea general de Naciones Unidas en septiembre y la cumbre del clima de París en diciembre.
Un momento de gran intensidad será su visita a Turín el próximo mes de junio para venerar la Sábana Santa y celebrar el segundo centenario del nacimiento de San Juan Bosco. El 2015 es el «Año de la Vida Consagrada», y el Papa lo irá marcando con diversos encuentros.
Pero el gran tema es la FAMILIA, que pasará a primer plano en septiembre durante el viaje a Estados Unidos. Después de sus discursos ante el Congreso de Washington y la Asamblea General de Naciones Unidas, el Papa presidirá el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia. Y al regresar a Roma, el Sínodo de la Familia, del 4 al 25 de octubre.


El papa Francisco exhortó este martes a la reconciliación y el respeto de los derechos humanos en Sri Lanka, al inicio de una visita a este país en el que aún no cicatrizaron las heridas de una larga guerra civil.
El Papa defendió la reconciliación desde su llegada al aeropuerto de Colombo en un país marcado por 37 años de conflicto en el cual se enfrentaron el ejército y la guerrilla tamil, derrotada en 2009, destacó AFP.
Posteriormente, ante responsables budistas, hindúes y musulmanes del país, Francisco afirmó que "nunca se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y la guerra".
El lunes, refiriéndose a los atentados de la semana pasada en París, el papa argentino Jorge Mario Bergoglio había explicado que la "cultura del rechazo al otro" puede llegar a convertir al ser humano "en esclavo" de "formas tergiversadas de religión".
Sri Lanka cuenta con 70% de budistas, 12% de hindúes, 10% de musulmanes y 7% de cristianos.
En este país aún dividido entre cingaleses (mayoría) y tamiles, la Iglesia juega un rol particular puesto que hay católicos en ambas comunidades étnicas.
La violencia religiosa se ha multiplicado en los últimos años en la isla, donde grupos budistas radicales han atacado iglesias y mezquitas para denunciar, según ellos, la influencia de estas minorías religiosas.




"Que el creciente espíritu de cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por renovar la sociedad y sus instituciones", declaró el Papa.
Francisco fue recibido con fervor por cientos de miles de personas, que se agolparon en la carretera de unos 30 km que separa el aeropuerto del centro de Colombo. El Papa realizó este trayecto en el "papamóvil" bajo un intenso sol.
Tras su llegada, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que el encuentro con los obispos había sido cancelado por un retraso en la agenda, mientras que una fuente de seguridad de Sri Lanka que pidió no ser identificada dijo que el pontífice parecía "exhausto" tras el trayecto.
Posteriormente, Lombardi reconoció que Francisco "estaba cansado" tras su larga exposición al sol, agregando que luego "recuperó sus fuerzas" y que su salud es "buena".
A su llegada, el Papa dijo que "la gran obra de reconciliación debe incluir la mejora de las infraestructuras y cubrir las necesidades materiales pero, también, y es lo más importante todavía, promover la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos".
Los derechos humanos constituyen un tema extremadamente sensible en Sri Lanka, cuyos dirigentes han rechazado colaborar con la Organización de Naciones Unidas (ONU) en la investigación sobre las acusaciones de crímenes de guerra cometidos contra civiles.
Francisco fue recibido en el aeropuerto de Colombo por el nuevo presidente, Maithripala Sirisena, que acaba de asumir sus funciones y prometió una investigación independiente sobre las acusaciones de crímenes de guerra que habrían sido perpetrados bajo la presidencia de su predecesor, Mahinda Rajapakse




En el segundo día del viaje apostólico a Sri Lanka, el Papa Francisco, durante una celebración eucarística en el Galle Face Green ha canonizado al beato José Vaz, primer Santo venerado en el país y que fuera proclamado beato el 21 de enero de 1995 por Papa Juan Pablo II.

En la celebración y tras el rito de Canonización, el Papa pronunció una homilía que resaltó tres motivos por los que se ha reconocido la santidad de José Vaz, misionero indio obligado a la clandestinidad para llevar el Evangelio (1651-1711).
 

 El Papa Francisco canonizó a San José Vaz, primer santo de la isla asiática de Sri Lanka, a quien puso como ejemplo de sacerdote que supo sufrir la persecución a causa del Evangelio y que mostró un especial celo misionero sin jamás discriminar a nadie por ninguna razón.
El Santo Padre explicó en su homilía que el primer santo de Sri Lanka es también un ejemplo de ardor por el Señor, que llegó a las periferias de los hombres, para anunciar su Evangelio con fidelidad y rechazando siempre el egoísmo y las comodidades para cumplir la misión encomendada.




A continuación la homilía completa de la Misa de canonización de San José Vaz:

«Verán los confines de la tierra 
la salvación de nuestro Dios» 
(Is 52,10).


 Ésta es la extraordinaria profecía que hemos escuchado en la primera lectura de hoy. Isaías anuncia la predicación del Evangelio de Jesucristo a todos los confines de la tierra. Esta profecía tiene un significado especial para nosotros al celebrar la canonización de un gran misionero del Evangelio, San José Vaz.
Al igual que muchos misioneros en la historia de la Iglesia, él respondió al mandato del Señor resucitado de hacer discípulos de todas las naciones (cf. Mc 16,15). Con sus palabras, pero más aún, con el ejemplo de su vida, ha llevado al pueblo de este país a la fe que nos hace partícipes de «la herencia de los santos» (Hch 20,32).
 En San José Vaz vemos un signo espléndido de la bondad y el amor de Dios para con el pueblo de Sri Lanka. Pero vemos también en él un estímulo para perseverar en el camino del Evangelio, para crecer en santidad, y para dar testimonio del mensaje evangélico de la reconciliación al que dedicó su vida.
Sacerdote del Oratorio en su Goa natal, San José Vaz llegó a este país animado por el celo misionero y un gran amor por sus gentes. Debido a la persecución religiosa, vestía como un mendigo y ejercía sus funciones sacerdotales en los encuentros secretos de los fieles, a menudo por la noche. Sus desvelos dieron fuerza espiritual y moral a la atribulada población católica.
Se entregó especialmente al servicio de los enfermos y cuantos sufren. Su atención a los enfermos, durante una epidemia de viruela en Kandy, fue tan apreciada por el rey que se le permitió una mayor libertad de actuación. Desde Kandy pudo llegar a otras partes de la isla. Se desgastó en el trabajo misionero y murió, extenuado, a la edad de cincuenta y nueve años, venerado por su santidad.

San José Vaz sigue siendo un modelo y un maestro por muchas razones, pero me gustaría centrarme en tres. En primer lugar, fue un sacerdote ejemplar. Hoy aquí, hay muchos sacerdotes y religiosos, hombres y mujeres que, al igual que José Vaz, están consagrados al servicio de Dios y del prójimo. Los animo a encontrar en San José Vaz una guía segura. Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes.
Él es también un ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios (cf.Hch 20,28). Como nosotros, vivió en un período de transformación rápida y profunda; los católicos eran una minoría, y a menudo divididos entre sí; externamente sufrían hostilidad ocasional, incluso persecución. Sin embargo, y debido a que estaba constantemente unido al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios.
En segundo lugar, San José Vaz nos muestra la importancia de ir más allá de las divisiones religiosas en el servicio de la paz. Su amor indiviso a Dios lo abrió al amor del prójimo; sirvió a los necesitados, quienquiera que fueran y dondequiera que estuvieran. Su ejemplo sigue siendo hoy una fuente de inspiración para la Iglesia en Sri Lanka, que sirve con agrado y generosidad a todos los miembros de la sociedad.
No hace distinción de raza, credo, tribu, condición social o religión, en el servicio que ofrece a través de sus escuelas, hospitales, clínicas, y muchas otras obras de caridad. Lo único que pide a cambio es libertad para llevar a cabo su misión. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental.
Toda persona debe ser libre, individualmente o en unión con otros, para buscar la verdad, y para expresar abiertamente sus convicciones religiosas, libre de intimidaciones y coacciones externas. Como la vida de San José Vaz nos enseña, el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos.
Por último, San José Vaz nos da un ejemplo de celo misionero. A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera.
San José Vaz sabía cómo presentar la verdad y la belleza del Evangelio en un contexto multirreligioso, con respeto, dedicación, perseverancia y humildad. Éste es también hoy el camino para los que siguen a Jesús. Estamos llamados a salir con el mismo celo, el mismo ardor, de San José Vaz, pero también con su sensibilidad, su respeto por los demás, su deseo de compartir con ellos esa palabra de gracia (cf.Hch 20,32), que tiene el poder de edificarles. Estamos llamados a ser discípulos misioneros.
Queridos hermanos y hermanas, pido al Señor que los cristianos de este país, siguiendo el ejemplo de San José Vaz, se mantengan firmes en la fe y contribuyan cada vez más a la paz, la justicia y la reconciliación en la sociedad de Sri Lanka. Esto es lo que el Señor quiere de vosotros. Esto es lo que San José Vaz les enseña. Esto es lo que la Iglesia necesita de vosotros.
Los encomiendo a todos a la intercesión del nuevo santo, para que, en unión con la Iglesia extendida por todo el mundo, puedan cantar un canto nuevo al Señor y proclamar su gloria a todos los confines de la tierra. Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza (cf. Sal 96,1-4). Amén.




 

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