miércoles, 20 de marzo de 2013

DIOS no se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. -Su Santidad Francisco-




Cada año Dios te ofrece la Cuaresma como un tiempo especial para tres propósitos:
 
Arrepentirte de tus pecados, hacer penitencia y convertirte.




ARREPENTIRTE DE TUS PECADOS 

- Es tiempo de pensar:
¿ Qué pecados he cometido ? 



- Que de verdad te duela haber ofendido a Dios que ha sido tan bueno contigo.
Es tiempo de arrepentirse y pedir perdón. 
- Si tus faltas son pequeñas, basta con que tú solo le pidas perdón a Dios y le digas que vas a luchar duro para no volverlo a hacer.



- Si tus faltas son graves, debes hacer una 
CONFESIÓN ; busca al Sacerdote, él es 
quien puede darte el perdón de Dios.
- Recuerda que Dios te ama muchísimo y que 
siempre te perdona.


 HACER PENITENCIA :

La penitencia, traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador. Literalmente cambio de vida, se dice del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe.

"La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el AYUNO, la oración, la limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1 Pedro, 4,8.)." (Catecismo Iglesia Católica, n.1434).

- Si de verdad te duele haber ofendido a Dios, puedes REPARAR tus faltas, puedes purificar tu alma haciendo sacrificios.


¿ Qué es hacer un sacrificio ?. Es ofrecer a Dios , porque lo amas, cosas que te cuesten trabajo, como por ejemplo: 
no comer algo que querías, ayudar a otro en su trabajo, ser amable con el que te cae gordo,etc. Cada uno escoge lo que más le cueste.
- En estos días de cuaresma piensa cada mañana: 
¿ Qué sacrificio voy a ofrecer hoy a Dios ?





CONVERTIRTE
es cambiar. Dejar de una vez por todas lo malo y buscar ser mejor.


¡ Si quieres cambiar, ahora es cuando !
Para cambiar de verdad, es muy importante que hagas buenos propósitos, que pienses cuales cosas concretas quieres cambiar y luego, cada noche, revises si cumpliste, verás como vas mejorando. 
- Reza mucho... pídele a Dios su ayuda para cambiar. ¡ Con la ayuda de Dios, puedes lograr cualquier  cambio.

 Decálogo de la conversión cuaresmal
1.- La conversión es recordar que el Señor nos hizo para sí y que todos los anhelos, expectativas, búsquedas y hasta frenesíes de nuestra vida, sólo descansarán, sólo se hará pleno, cuando volvamos a El.
2.- La conversión es la llamada insistente a asumamos, reconozcamos y purifiquemos nuestras debilidades.
3.- La conversión es ponernos en el camino, con la ternura, la humildad y la sinceridad del hijo pródigo, de rectificar los pequeños o grandes errores y defectos de nuestra vida.
4.- La conversión es entrar en uno mismo y tamizar la propia existencia a la luz del Señor, de su Palabra y de su Iglesia y descubrir todo lo que hay en nosotros de vana ambición, de presunción innecesaria, de limitación y egoísmo…
5.- La conversión es cambiar nuestra mentalidad, llena de eslóganes mundanos, lejana al evangelio, y transformarla por una visión cristiana y sobrenatural de la vida.
6.- La conversión es cortar nuestros caminos de pecado, de materialismo, paganismo, consumismo, sensualismo,  e insolidaridad y emprender el verdadero camino de los hijos de Dios, ligeros de equipaje.
7.- La conversión es examinarnos de amor y encontrar nuestro corazón y nuestras manos más o menos vacías.
8.- La conversión es renunciar a nuestro viejo y acendrado egoísmo, que cierra las puertas a Dios y al prójimo.
9.- La conversión es mirar a Jesucristo -como hizo Teresa de Jesús a su Cristo muy llagado- y contemplar su cuerpo desnudo, sus manos rotas, sus pies atados, su corazón traspasado sentir la necesidad de responder con amor al Amor que no es amado.
10.- Y así, de este modo, la conversión, siempre obra de la misericordia y de la gracia de Dios y del esfuerzo del hombre, será encuentro gozoso, sanador y transformador con Jesucristo.




SEGUNDA PARTE  
LA CELEBRACIÓN DEL MISTERIO CRISTIANO
SEGUNDA SECCIÓN:
LOS SIETE SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
CAPÍTULO SEGUNDO
LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN
ARTÍCULO 4
EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÓN 
1422 "Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra El y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones" (LG 11).
Resumen 
1485 En la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a sus Apóstoles y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 22-23). 
1486 El perdón de los pecados cometidos después del Bautismo es concedido por un sacramento propio llamado sacramento de la conversión, de la confesión, de la penitencia o de la reconciliación. 
1487 Quien peca lesiona el honor de Dios y su amor, su propia dignidad de hombre llamado a ser hijo de Dios y el bien espiritual de la Iglesia, de la que cada cristiano debe ser una piedra viva. 
1488 A los ojos de la fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias para los pecadores mismos, para la Iglesia y para el mundo entero. 
1489 Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para los demás. 
1490 El movimiento de retorno a Dios, llamado conversión y arrepentimiento, implica un dolor y una aversión respecto a los pecados cometidos, y el propósito firme de no volver a pecar. La conversión, por tanto, mira al pasado y al futuro; se nutre de la esperanza en la misericordia divina. 
1491 El sacramento de la Penitencia está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente, y por la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de realizar la reparación y las obras de penitencia. 
1492 El arrepentimiento (llamado también contrición) debe estar inspirado en motivaciones que brotan de la fe. Si el arrepentimiento es concebido por amor de caridad hacia Dios, se le llama "perfecto"; si está fundado en otros motivos se le llama "imperfecto". 
1493 El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves que no ha confesado aún y de los que se acuerda tras examinar cuidadosamente su conciencia. Sin ser necesaria, de suyo, la confesión de las faltas veniales está recomendada vivamente por la Iglesia. 
1494 El confesor impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de "satisfacción" o de "penitencia", para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del discípulo de Cristo. 
1495 Sólo los sacerdotes que han recibido de la autoridad de la Iglesia la facultad de absolver pueden ordinariamente perdonar los pecados en nombre de Cristo. 
1496 Los efectos espirituales del sacramento de la Penitencia son:  
— la reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
— la reconciliación con la Iglesia; 
— la remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales; 
— la remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
— la paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual;
— el acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano. 
1497 La confesión individual e integra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia. 
1498 Mediante las indulgencias, los fieles pueden alcanzar para sí mismos y también para las almas del Purgatorio la remisión de las penas temporales, consecuencia de los pecados. 


                              ORDINARIO DE LA MISA

                                    RITOS INICIALES 

SALUDO AL PUEBLO 
  
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. 
  
La gracia de nuestro Señor Jesucristo, 
el amor del Padre 
y la comunión del Espíritu Santo 
estén con todos vosotros 
  
Y con tu espíritu. 
  
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso 
y ante vosotros, hermanos, 
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. 
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. 
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, 
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, 
 que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. 
  
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, 
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén. 
  
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad. 
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad. 
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
  
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. 
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. 
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. 
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
  

Yo confieso (Acto penitencial que se realiza en la Santa Misa)


Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. 

(Mientras se dice por mi culpa... se golpea el pecho tres veces)

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Acto de contrición previo a la Confesion
Pésame Dios mío y me arrepiento de todo corazón de haberte ofendido.
Pésame por el infierno que merecí
y por el cielo que perdí; 
pero mucho mas me pesa porque pecando ofendí un Dios tan bueno y tan grande como vos;
antes querría haber muerto que haberle ofendido,
y propongo firmemente ayudado por tu divina gracia,
no pecar mas y evitar las ocasiones próximas de pecado. Amen










Palabras del Señor a la Santa  Faustina Kowalska de Polonia:
Cuando tu vayas a la confesión, a esta fuente de  Misericordia; la Sangre y Agua que fluyó de mi Corazón siempre fluye sobre tu alma... En el Tribunal de la Misericordia [El Sacramento de la Reconciliación] ... los milagros mas grandes toman lugar y se repiten  incesantemente ...Aquí la miseria del alma se encuentra con el Dios de Misericordia. 

Vengan con fe a los pies de mi representante... Yo mismo estoy esperándoles allí. Yo tan solo estoy escondido en el Sacerdote... Yo mismo actúo en tu alma... Haz tu  confesión ante Mi 
La persona del Sacerdote es, para mí, solamente una  pantalla. Nunca analices que clase de Sacerdote es el que Yo estoy usando; ábrele tu alma en la confesión como si lo hicieras conmigo, y Yo te llenaré con Mí Luz...

Así estuviera un alma como un cadáver descompuesto, de  tal manera que desde el punto de vista humano no hubiera esperanza de restauración y que todo ya estuviera perdido, no es así con Dios.  
El milagro de la Divina Misericordia restaura esa alma en plenitud.... Desde esta fuente de Misericordia las almas atraen gracias solamente con la vasija de la confianza. Si su confianza es grande, no hay limite a mi generosidad. 
 
Nuestro Señor ha enfatizado la necesidad de que nosotros vayamos a la confesión y de que le recibamos en la Sagrada Eucaristía para que podamos obtener los más  grandes regalos de su Misericordia.
Como católicos tenemos la fuente de Misericordia en el confesionario y en la Preciosa Sangre de la Eucaristía.

“Mi Señor puedo ver en tu infinita misericordia,
a quién viendo el pecado; ve también el arrepentimiento,
y que siendo el único Juez;
en vez de otorgar la muerte nos devuelve la vida.
Mi Señor,  yo quiero volver a vivir,
renacer del pecado a la vida,
quiero dejar el pecado atrás
y seguir adelante Contigo en mi corazón.
No importa quién fui,  no importa  que los demás me juzguen,
si el Juez de la Vida me perdona,
sé que tendré vida y la tendré en abundancia,
por eso hoy me inclino a tus pies sabiendo de mi nada
y de mi pecado;  y te pido perdón por todo lo que he sido,
toma mi arrepentimiento.
Llévame al sacramento de la penitencia para vaciar toda mi nada y pecado
y volver a nacer a la Vida al    recibirte en la Sagrada Eucaristía.
Amén.



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