El Papa recibe por primera
vez en la historia del Vaticano a miles de parejas de enamorados de todo el
mundo.
Por la
gran cantidad de asistencia, lo hará en la Plaza de San Pedro. Será para
celebrar San Valentín junto a más de 20 mil enamorados de todo el mundo.
En una
iniciativa del Consejo Pontificio para la Familia para recuperar el sentido
religioso de la fecha, el papa Francisco recibirá en la Plaza
San Pedro a más de 20 mil enamorados en el día de San Valentín.
Habrá parejas
de más de 28 países, según informaron los organizadores, que debieron trasladar
el encuentro del Aula Pablo VI -donde estaba previsto hacerlo- a la histórica
Plaza de San Pedro, donde los novios celebrarán
"La alegría del SÍ
para siempre", la consigna bajo la que se desarrollará el evento.
"El
éxito numérico de la iniciativa era absolutamente impredecible hace tres semanas.
Demuestra que hay jóvenes a contracorriente que desean que su amor dure para
siempre y sea bendecido por Dios, aunque el mundo en el que viven no crea que
los lazos son eternos", declaró Vincenzo Paglia, presidente del
Consejo.
El requisito
para los participantes es que tengan previsto casarse en los próximos meses,
para de este modo ser bendecidos en su unión por el Papa. El carisma de Francisco alentó a miles
de jóvenes a sumarse al festejo.
San
Valentín, que hoy
se representa como la divinidad romana de Cupido -el niño alado con arco que
lanza flechas del amor-, fue un mártir ejecutado en el siglo
III durante el Imperio Romano que durante su vida se dedicaba a
casar a parejas jóvenes a escondidas.
Durante
la ceremonia se proyectarán diversos cuentos, canciones y poemas para que
los novios puedan recorrer metafóricamente los pasos a seguir para que en
una historia triunfe el amor. Luego Francisco hablará y aconsejará a tres
parejas.
Las palabras de Francisco
Durante
su discurso, el Papa intentó responder las inquietudes y las preguntas que le
hicieron llegar los prometidos antes de la celebración.
"El
miedo de una elección definitiva es un miedo general, propio de nuestra
cultura, en la que todo cambia y nada dura", reflexionó el pontífice. Y
enseguida abrió el juego y se preguntó: "¿Cómo se cura el miedo al para
siempre?". Su respuesta no tardó en llegar: "Con pequeños pasos,
crecimiento común, compromiso de volverse hombres y mujeres maduros".
Luego
habló también del amor como una relación que crece y "se construye como
una casa" en conjunto. "Juntos, no solos", apuntó.
Además,
se refirió a la volatilidad que muchas veces rodea a los sentimientos en la
sociedad actual. Así, llamó a alejarse de "los sentimientos de arena, que
van y vienen" y a generar una unión basada en "una roca sólida".
En ese
marco, precisó que las palabras claves para una buena convivencia son permiso,
gracias y perdón. "La cortesía conserva el amor. Parece fácil decir
gracias, la enseñamos a los niños, pero después olvidamos esa palabra. No es
fácil entrar con cortesía en la vida de los otros. Pero el amor verdadero no se
impone con dureza ni agresividad", explicó.
"El
secreto del amor es nunca terminar el día sin hacer paz. Recuerden, nunca terminen
el día sin hacer paz. No terminemos nunca la jornada sin pedir perdón. Es
habitual pelear entre esposos, que vuelen platos. Sabemos que no existe la
familia perfecta, ni el marido perfecto, ni la esposa perfecta, ni hablemos de
la suegra perfecta. Aprendamos a reconocer nuestros errores y a pedir perdón:
perdón si levanté la voz, si no saludé, si llegué tarde, si me olvidé",
prosiguió.
Hacia el
final del discurso recordó que el matrimonio es una fiesta cristiana y no
mundana: "Matrimonio tiene que ser una linda fiesta, pero con Jesús, no
con un espíritu mundano. Algunos están más preocupados por señales externas,
como el vestido, las fotos, las flores y el banquete".
Enseguida,
hizo hincapié en el "trabajo artesanal y diario" que implica la
unión, y en la tarea de fomentar que "el otro crezca".
"Los
hijos tendrán herencia de un papá y una mamá que crecieron juntos, haciéndose
el uno al otro, más hombre, más mujer", enfatizó Francisco.
Recorrida y bendición
Una vez
finalizado el mensaje, el Papa recorrió en el papamóvil la plaza para saludar y
bendecir a las parejas presentes. Hubo gritos de alegría, emoción y mucho
entusiasmo por parte de todos los que participaron de la jornada.
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