* "Si destruimos la creación, la creación nos
destruirá a nosotros".
* "La creación no es propiedad
nuestra, sino un don que Dios nos ha dado para que la cuidemos".
* El Papa llama a la solidaridad con las víctimas de
las inundaciones de Bosnia-Herzegovina y Serbia.
* Que sepamos ver cuanto nos rodea
como obra de Dios, y a nuestros semejantes como hermanos y hermanas.
El don de
ciencia del Espíritu -expresó el Francisco- nos pone en sintonía con la mirada
de Dios sobre las cosas y sobre las personas. "Una mirada bondadosa y
respetuosa, que nos advierte del peligro de creernos dueños absolutos de la
creación, disponiendo de ella a nuestro antojo, sin límites".
El Papa
manifestó que "la creación no es propiedad nuestra, ni, menos aún, sólo de
algunos, sino un don maravilloso que Dios nos ha dado para que la cuidemos
y la utilicemos con respeto en beneficio de todos". El Sucesor de Pedro
insistió en la necesidad de custodiar la creación. Porque custodiar la creación
es custodiar el don de Dios. Si destruimos la creación la creación nos
destruirá a nosotros. "Dios perdona pero la naturaleza no",
afirmó el Vicario de Cristo.
Texto
completo de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy queremos resaltar otro don del Espíritu Santo, el don de ciencia. Cuando se
habla de ciencia, el pensamiento va inmediatamente a la capacidad del hombre de
conocer siempre mejor la realidad que lo circunda y de descubrir las leyes que
regulan la naturaleza y el universo. Pero la ciencia que viene del Espíritu
Santo no se limita al conocimiento humano: es un don especial que nos lleva a
percibir, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios y su relación
profunda con cada criatura.
1- Cuando nuestros ojos son iluminados por el Espíritu Santo, se abren a la
contemplación de Dios, en la belleza de la naturaleza y en la grandiosidad del
cosmos, y nos llevan a descubrir cómo cada cosa nos habla de Él, cada cosa nos
habla de su amor. ¡Todo esto suscita en nosotros gran estupor y un profundo
sentido de gratitud! Es la sensación que sentimos también cuando admiramos una
obra de arte o cualquier maravilla que sea fruto del ingenio y de la
creatividad del hombre: de frente a todo esto, el Espíritu nos lleva a alabar
al Señor desde lo profundo de nuestro corazón y a reconocer, en todo lo que
tenemos y somos, un don inestimable de Dios y un signo de su infinito amor por
nosotros.
2- En el primer capítulo del Génesis, precisamente al inicio de toda la Biblia,
se pone en evidencia que Dios se complace de su creación, subrayando repetidamente
la belleza y la bondad de cada cosa. Al final de cada jornada, está escrito:
"Dios vio que era cosa buena" (1,12.18.21.25). Pero si Dios ve que la
creación es una cosa buena y una cosa bella, también nosotros tenemos que tener
esta actitud: de ver que la creación es cosa buena y bella. Y con el don de la
ciencia, por esta belleza, alabamos a Dios, agradecemos a Dios por habernos
dado ¡tanta belleza! Y este es el camino. Y cuando Dios terminó de crear al
hombre no dijo "vio que era cosa buena", dijo que era "muy
buena", nos acerca a Él. Y a los ojos de Dios nosotros somos lo más bello,
lo más grande, lo más bueno de la creación. Pero padre, ¿los ángeles? ¡No! Los
ángeles están más abajo nuestro, ¡nosotros somos más que los ángeles! Lo escuchamos
en el libro de los Salmos. ¡Nos quiere el Señor! Debemos agradecerle por esto.
El don de la Ciencia nos pone en profunda sintonía con la Creación y nos hace partícipes de la limpidez de su mirada y de su juicio. Y es en esta perspectiva que logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creación, como cumplimiento de un designio de amor que está impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas.
El don de la Ciencia nos pone en profunda sintonía con la Creación y nos hace partícipes de la limpidez de su mirada y de su juicio. Y es en esta perspectiva que logramos captar en el hombre y en la mujer el culmen de la creación, como cumplimiento de un designio de amor que está impreso en cada uno de nosotros y que nos hace reconocernos como hermanos y hermanas.
3. Todo esto es fuente de serenidad y de paz y hace del cristiano un gozoso
testigo de Dios, en las huellas de San Francisco de Asís y otros muchos santos
que supieron alabar y cantar su amor a través de la contemplación de la
creación. Al mismo tiempo, sin embargo, el don de ciencia nos ayuda a no caer
en algunas actitudes excesivas o equivocadas. El primero es el riesgo de
considerarnos dueños de la creación. Porque la creación no es una propiedad,
que podemos gobernar a voluntad; ni mucho menos, es una propiedad de sólo
algunos pocos: la creación es un regalo, es un don maravilloso que Dios nos ha
dado, para que lo cuidemos y lo utilicemos en beneficio de todos, siempre con
gran respeto y gratitud.
La segunda actitud equivocada es la tentación de quedarnos en las criaturas, como si éstas pudieran ofrecer la respuesta a todas nuestras expectativas. Y el Espíritu Santo con el don de la ciencia nos ayuda a no caer en esto.
Pero yo quisiera volver a la primera vía equivocada "cuidar la creación", no "adueñarse de la creación". Debemos cuidar la creación, es un don que el Señor nos ha dado, para nosotros, ¡es el regalo de Dios a nosotros! Nosotros somos custodios de la creación, pero cuando nosotros explotamos la creación, ¡destruimos el signo de amor de Dios! Destruir la creación es decir a Dios: "no me gusta, esto no es bueno". ¿Y qué te gusta a ti? Me gusto a mí mismo: ¡éste es el pecado! ¿Han visto? La custodia de la creación es precisamente la custodia del don de Dios. Y también es decir al Señor: "gracias, yo soy el dueño de la creación. Pero para hacerla seguir adelante yo no destruiré jamás tu don".
Y esta debe ser nuestra actitud con respecto a la creación. Custodiarla, porque si nosotros destruimos la creación, la creación nos destruirá. No olviden esto.
La segunda actitud equivocada es la tentación de quedarnos en las criaturas, como si éstas pudieran ofrecer la respuesta a todas nuestras expectativas. Y el Espíritu Santo con el don de la ciencia nos ayuda a no caer en esto.
Pero yo quisiera volver a la primera vía equivocada "cuidar la creación", no "adueñarse de la creación". Debemos cuidar la creación, es un don que el Señor nos ha dado, para nosotros, ¡es el regalo de Dios a nosotros! Nosotros somos custodios de la creación, pero cuando nosotros explotamos la creación, ¡destruimos el signo de amor de Dios! Destruir la creación es decir a Dios: "no me gusta, esto no es bueno". ¿Y qué te gusta a ti? Me gusto a mí mismo: ¡éste es el pecado! ¿Han visto? La custodia de la creación es precisamente la custodia del don de Dios. Y también es decir al Señor: "gracias, yo soy el dueño de la creación. Pero para hacerla seguir adelante yo no destruiré jamás tu don".
Y esta debe ser nuestra actitud con respecto a la creación. Custodiarla, porque si nosotros destruimos la creación, la creación nos destruirá. No olviden esto.
Una vez, yo estaba en el campo y escuché un dicho de parte de una persona
simple, a la cual le gustaban tanto las flores y él cuidaba estas flores y me
dijo: "debemos custodiar estas bellas cosas que Dios nos ha dado. La
creación es para nosotros; para que nosotros la aprovechemos bien. No
explotarla, custodiarla. "Porque, ¿usted sabe padre?" - así me dijo -
"Dios perdona siempre". Sí, y esto es verdad, Dios perdona siempre.
"Nosotros seres humanos, hombres y mujeres, perdonamos algunas veces"
. Y sí, algunas no perdonamos. "Pero la naturaleza, padre, no perdona
jamás y si tú no la cuidas, ella te destruirá".
Esto debe hacernos pensar y pedir al Espíritu Santo: este don de la Ciencia para entender bien que la creación es el más hermoso regalo de Dios. Que Él ha dicho: esto es bueno, esto es bueno, esto es bueno y este es el regalo para lo más bueno que he creado, que es la persona humana. Gracias.
Esto debe hacernos pensar y pedir al Espíritu Santo: este don de la Ciencia para entender bien que la creación es el más hermoso regalo de Dios. Que Él ha dicho: esto es bueno, esto es bueno, esto es bueno y este es el regalo para lo más bueno que he creado, que es la persona humana. Gracias.
Queridos hermanos y hermanas,
Hoy vemos otro don del Espíritu Santo, el don de ciencia. Esta ciencia no se limita al conocimiento humano de la naturaleza, sino que, a través de la creación, nos lleva a percibir la grandeza de Dios y su amor por sus criaturas. Este don del Espíritu Santo nos hace descubrir cómo la belleza e inmensidad del cosmos nos habla del Creador y nos invita a alabarlo. Al comienzo de la Biblia, se subraya que Dios mismo se alegró de su obra : todo era bueno y, el hombre, “muy bueno”.
El don de la Ciencia nos pone en sintonía con esta mirada de Dios sobre las cosas y sobre las personas. Una mirada bondadosa y respetuosa, que nos advierte del peligro de creernos los dueños absolutos de la creación, disponiendo de ella a nuestro antojo, y sin límites. La creación no es propiedad nuestra, y, menos aún, sólo de algunos, sino que es un regalo que Dios nos ha dado para que la cuidemos y la utilicemos con respeto en beneficio de todos. Si no cuidamos la creación, la destruimos. Y si destruimos la creación, la creación nos destruirá a nosotros. Recuerden aquel dicho: Dios perdona siempre, nosotros, los hombres, perdonamos algunas veces, la naturaleza no perdona nunca si la maltratamos.
Culminando su audiencia general, como es tradicional, con la oración, el Papa Francisco recordó - como hizo el pasado domingo - a las víctimas de la calamidad natural que ha arrasado Serbia, Bosnia y Croacia, las peores inundaciones en 100 años, y exhortó a la solidaridad activa:
«Mi
pensamiento va, una vez más, a las poblaciones de Bosnia - Herzegovina y
Serbia, duramente golpeadas por inundaciones, con pérdidas de vidas humanas,
numerosos desplazados e ingentes daños. Lamentablemente la situación se ha
agravado, por lo tanto los invito a unirse a mi oración por las víctimas y por
todas las personas probadas por esta calamidad. Que a estos hermanos nuestros
no les falte nuestra solidaridad y el sostén concreto de la comunidad
internacional».
Luego el
Papa Bergoglio recordó que en la fiesta litúrgica de María Auxiliadora, la
Iglesia universal se une rezando con especial cariño a la Santísima Virgen -
Auxilio de los Cristianos, en la Jornada de oración por la Iglesia en China,
siguiendo el anhelo de Benedicto XVI, que convocó esta Jornada, con su ‘Carta a
los Obispos, a los presbíteros, a las personas consagradas y a los fieles
laicos de la Iglesia católica en la República Popular China', fechada el
domingo de Pentecostés del año 2007.
Pido a todos los fieles que recen con el fin de que, bajo el amparo de la Madre Auxiliadora, los católicos chinos sigan creyendo, esperando y amando y sean, en toda circunstancia, fermento de armoniosa convivencia entre sus conciudadanos».
El Obispo
de Roma destacó asimismo la beatificación, el mismo 24 de mayo, de dos
mártires, asesinados en Birmania. La celebración será en la Catedral de la
ciudad italiana de Aversa, de la región de Campania:
«También
el próximo sábado, en Aversa, serán proclamados Beatos Mario Vergara,
sacerdote del PIME, e Isidoro Ngei Ko, fiel laico y catequista, asesinados
en 1950 en Birmania, en odio a la fe cristiana: "Que su heroica fidelidad a
Cristo pueda ser aliento y ejemplo para los misioneros y en especial para los
catequistas que, en tierras de misión, desarrollan una preciosa e insustituible
obra apostólica, por la cual toda la Iglesia les es grata».
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