Todos
sabemos que el Adviento es tiempo de esperanza. Esperanza porque ansiosos
esperamos que el Hijo de Dios nazca en nuestro interior como lo hizo en Belén.
Esperamos la Luz del mundo, la Luz por excelencia; más fuerte y poderosa que el
mismo sol. La Luz que nos da la Vida, que nos ilumina en nuestro caminar, que
aleja de nosotros toda oscuridad y tiniebla, la Luz que sana nuestros corazones
heridos, la Luz que nos trae la verdadera paz y felicidad, la Luz que aclara
nuestras ideas, la Luz que nos llena de Amor.
Pensemos
en esta nueva oportunidad que nos brinda Dios, y practiquemos estos ejercicios
para vivir mejor el Adviento, y que su Hijo llene de Luz el mundo. Este mundo
que poco a poco vamos oscureciendo con nuestras envidias, soberbias, egoísmos,
prepotencias, abortos, poderes absurdos, malas palabras, y otros actos sombríos
y tenebrosos. Él es el único que puede cambiar nuestros corazones para que, de
verdad podamos construir su Reino.
Queremos
acudir en este tiempo, especialmente a María. Ella vivió el primer Adviento.
¿Quién mejor que Ella supo esperar al Señor? Ella que, además de dar a
luz, dio la Luz al mundo.
Pero en
el Adviento, al igual que María, debemos tener una buena disposición, porque no
todo es "bonito". Es decir, el Adviento es esperanza, pero
también es preparación para el sufrimiento, el rechazo, el dolor... Ella temía
ser rechazada, Ella también se preparaba para la pobreza, es más, tuvo a su
Hijo en un establo. Así nosotros, en nuestras vidas, tenemos que enfrentarnos
-y hoy día más que nunca-, a todas estas situaciones. Nadamos contracorriente,
pero no por ello nadamos equivocadamente. Seguir al Señor es seguir el camino
correcto.
Principios: SEÑALES
DEL ADVIENTO
1. LA
PUERTA. Jesús
viene llamando a nuestra casa. Lo hace sin imposiciones y con suavidad. Sólo
los humildes, los que sean capaces de desconectar del ruido y de los falsos
dioses, percibirán su llegada.
2. LA
PACIENCIA. Jesús,
cuando llegue, nos quiere vigilantes, expectantes, persistentes. ¿Nos
encontrará contentos por su nacimiento o…tal vez distraídos con otras luces?
3. LA FE. Jesús nacerá Dios y Hombre.
¿Tendremos la suficiente fe para reconocer su divinidad y humanidad? ¿Nos
quedaremos tan sólo en el umbral del portal o en la suavidad de los pañales?
4. EL
PERDÓN. Dios
nunca deja de apostar por la humanidad. Aún en medio de muchos desprecios, el
Señor, sigue empeñando en atraer hacia el Padre el corazón de los hombres.
¿Estás dispuesto a ofrecerle un corazón armonizado y afinado?
5. EL “SI”. Hay una mujer que, su belleza,
anida en el corazón. Es María. Con Ella podemos vivir el adviento con ilusión,
esperanza y no dando la espalda a lo auténtico y genuino de la Navidad: DIOS
HECHO HOMBRE.
6. LA
ESTRELLA. Los magos
se dejarán guiar por una estrella y, con ella, darán con el lugar donde nacerá
Jesús. ¿Qué estrellas dirigen tu vida? ¿Hacia dónde? ¿Hacia Dios o hacia
cualquier Herodes moderno?
7.
ILUSIÓN. “Tengo
ganas de que mi hijo venga al mundo” (expresión de cualquier madre a punto de
dar a luz). ¿Cultivas y preparas el auténtico espíritu de la Navidad? ¿Es Jesús
el centro de la reunión familiar?
8.
ACOGIDA. Vendrá
el Señor y, en su peregrinaje en las entrañas de María, no encontrará posada.
¿Quieres abrir de nuevo tu casa a Jesús? Ojala, aquello que no sea compatible
con la presencia de un divino Niño, seas capaz de no darle lugar en tu casa
9.
DESPRENDIMIENTO. La
presencia del Señor en el mundo se hace más palpable cuando, los hombres y
mujeres con esperanza, saben dar o desprenderse de sí mismos. Dios se rebaja
para que, entendamos, que la Navidad es amor bajado del cielo.
10.
RENOVACIÓN. El
nacimiento de un niño trae aires nuevos a una familia. ¿Qué esperas que te
traiga el Nacimiento de Cristo? ¿Qué rincones de tu existencia necesitan más
luz, paz, perdón, reconciliación, justicia…?
Una guía: PALABRAS
CON SABOR A ADVIENTO
BÚSQUEDA. Sabemos que somos limitados y,
por ello mismo, queremos algo más. ¿No estará Dios en el principio y final de
todo?
VIGILANCIA. No podemos perder el tren de la
felicidad. Cuando pase Jesús a nuestro lado ¿nos encontrará al borde de la
estación o distraídos?
OJOS
ABIERTOS. Para no
dejarnos embobar por los “diosecillos” sin fundamento. Seducen pero, luego, nos
dejan tirados. Jesús nunca falla
ORACIÓN. Sin alimento, las personas,
mueren. Sin oración, los cristianos y su misma vida cristiana, se debilitan.
LUZ. Para ver en toda su intensidad
lo que la Navidad nos trae. Luz verdadera frente a la artificial. Luz divina
frente a la colorista, frívola y consumista
PEREGRINACIÓN. Somos peregrinos en busca del
santuario del amor de Dios en la tierra. Un santuario humilde, pequeño, de
carne y hueso: el Salvador
VISITA. Dios en persona se digna visitar
al mundo. Muchos, como entonces, no se percatarán de su presencia. ¿Seremos
nosotros del grupo de los pastores o de los necios que cerraron sus posadas a
la Sagrada Familia?
APERTURA. Necesitamos de alguien que toque
nuestras entrañas. La Navidad nos hace especialmente sensibles a lo santo, a lo
bueno. Quien no se abre es difícil que intente comenzar de nuevo.
SILENCIO.
El Señor,
al contrario que nuestras presencias, viene precedido del silencio, de la
pobreza y de la austeridad. Son tres caminos que, al hombre de hoy, se le hacen
cuesta arriba: ser moderados, ser pobres y vivir con lo necesario.
PREVENCIÓN. El adviento nos exige optar por
lo bueno o por lo negativo; por el maligno o por Dios. El demonio, una y otra
vez, muestra su ingenio con un solo fin: apartarnos del amor de Dios.
HUÍDA. De las grandes cárceles que el
mundo construye a nuestro alrededor, hacia esas otras celdas (los corazones) en
los que podemos sentirnos libres alumbrados por la misericordia del Señor.
DESIERTO. Los anacoretas se retiraban al
desierto para orar y mortificarse. Hoy, si queremos vivir intensamente la
Navidad, es bueno buscar espacios donde encontrar la estrella auténtica que nos
va a llevar al Misterio Encarnado de Dios.
CONTENCIÓN.
El bien y
el mal anidan en nuestro interior. ¿Cuál de las dos fuerzas vencerá?
(preguntaba un discípulo a su maestro espiritual). Aquella que tú alimentes. El
adviento es un tiempo para no digerir alimentos que pueda perturbar nuestra
sensibilidad espiritual
Palabras: HABLEMOS
DEL ADVIENTO
* Nos trae
buenas nuevas (en
medio de un noticiario negativo) y esperanza (en un laberinto pesimista)
* Nos
llama a la serenidad y a la confianza. ¡Hay tantas razones para alterarnos y
distanciarnos!
* Nos
prepara, no ya al
acontecimiento de la Navidad, sin a aquel instante definitivo: ¡EL SEÑOR
VENDRÁ!
* Nos
constituye en “vigilantes”. Vivir esperándole y….como Dios quiere; no como el mundo exige.
* Nos
despierta de un
sueño peligroso: la rutina. Creer en Dios es mantener firme nuestra fe.
Comprometidas nuestras actitudes de servicio y caridad
* El Adviento nos empuja al renacimiento en nuestra fe. A consolidar nuestra
esperanza. A recuperar el gusto por la figura de Jesús.
* Un Niño
nos va a nacer. ¿Para
qué? Ni más ni menos que para llenar de ilusión y de alegría la gran casa de
nuestra Iglesia. Para darnos una razón para vivir y seguir adelante: nos trae
la salvación
* El Adviento es una alfarería donde podemos moldear el barro que existe en nuestro corazón, en
nuestras manos, en nuestro caminar. Es mudar de la injusticia hacia la
justicia; brincar del pozo del odio a la frontera del amor.
* Es saber que, en la ausencia del Señor,
El sigue confiando en nosotros. A pesar de nuestras fragilidades y contradicciones
seguimos gritando: ¡VEN, SEÑOR, JESUS!
* El Adviento caldea el
corazón frío; estrecha las manos enemigas; hace encontradizas las miradas
indiferentes. Ante la llegada de Dios, ninguno de los suyos, puede permanecer
en el egoísmo. Dios, cuando llegó al mundo, se encontró a muchas personas
dormidas. EL adviento insta a nuestras manos a ponerse en movimiento, a
colaborar con la causa de Jesús.
* El
Adviento tiene dos movimientos: nos invita a celebrar con
alegría aquel primer adviento de Jesús a los hombres y….a estar expectantes a
su llegada definitiva. El final de los tiempos.
* Es rezar, y con la oración, mantenernos despiertos y anhelantes a lo que está
por venir. El dueño marchó pero, cuando venga, ¿encontrará alguien abriéndole
la puerta de su casa?
Argumentos: FRASES PARA EL ADVIENTO
*La
esperanza del Adviento es saber a quién estamos esperando: A JESUS.
*El Señor
no nos dice cuando
será su venida definitiva pero, en cambio, nos da pistas de cómo hemos de estar
a su llegada: VIGILANTES
*Esperar
al Señor implica
hacerlo con aquello que El nos dijo: salir con amor al encuentro del AMOR.
*Estar
alerta es
descubrir que, de mil maneras, Dios pasa a nuestro lado: DIOS INVISIBLE PERO
SENSIBLE.
*El Adviento es un compás con tres
movimientos: VIGILANCIA, ORACION, CONVERSION Y ALEGRIA
*Ir al
encuentro de Aquel
que viene es poner luz en nuestro corazón para disipar las tinieblas que nos
impiden verle
*El
problema del mundo es que
desespera por todo. La grandeza del cristiano es que espera en medio de toda
desesperanza.
*La
oración, en adviento, es un
papel en el que el cristiano escribe su carta personal al Dios que viene en
Belén.
*La
Palabra de Jesús, además
de fortalecernos, nos da seguridad en nuestra esperanza: HABLA.
*El mundo
se empeña en cambiar las
cosas pero, el Señor, va al fondo de las personas: AL CORAZON
*La
rutina es enemiga del vigilante. ¿Quieres y deseas un futuro con Dios? PERMANECE
EN PIE.
*La
sociedad ¿espera
en algo? Posiblemente no. Nosotros en cambio esperamos otro nuevo mundo.
*Las
mejores autopistas
necesitan constantemente arreglos. La llegada del Señor ¿cómo encuentra los
caminos de nuestros corazones?
*¡Qué
alegría sentimos cuando
alguien nos devuelve algo que es nuestro! ¿Sentimos la misma alegría con el
nacimiento de Jesús que nos trae y nos devuelve a Dios?
*Amar a
María es llenarnos de lo
que, en María, fue constitutivo: la Palabra de Dios. ¿La escuchamos y la
veneramos? ¿La reflexionamos y la llevamos a nuestra vida?
*Preparar
los caminos al Señor
es salir a su encuentro; no detenernos en los escaparates que seducen nuestros instintos
pero adormecen nuestras ansias de ir a los brazos de Dios.
*Celebremos
la primera Navidad pero,
además de eso, levantemos un poco más nuestras cabezas: la segunda venida del
Señor está al caer. ¿Cuándo? Eso es lo de menos. Lo importante es….la esperanza.
*Sobran
palabras y faltan testimonios. En Belén, con pocas palabras y con una presencia,
Dios lo dijo todo. ¿Por qué será que a nosotros nos cuesta tanto el hacer y tan
poco el hablar?
REGALOS
DEL ADVIENTO
1. LUZ para distinguir a Cristo que
sale a nuestro encuentro. Abrir los ojos, para que nada, ni nadie nos confunda.
Es necesario para no desviarse del camino.
2. OÍDO. Para escuchar sus pasos. Dios
nunca se impone. Se propone a todo aquel que desee acogerle libre y
voluntariamente. El silencio nos hace sensibles a la llegada del Señor.
3.
ALEGRÍA. El
nacimiento de un niño siempre trae debajo de su brazo altas dosis de felicidad
y de alegría. Estar comprometidos con lo que gusta a Dios será la mejor forma
de ampararle.
4.
HUMILDAD. Si Dios
estando en las alturas, se acerca al hombre, es para que también la humanidad
se ayude mutuamente. Al salir al encuentro de los demás abrimos una puerta, la
de la humildad, que nos empuja a los brazos de Dios.
5.-
ESPERANZA.
Esperamos no algo efímero. Es Alguien el que nos produce una sensación de paz y
de sosiego, de optimismo y de ilusión. Desengancharnos de aquello que
monopoliza excesivamente nuestra atención hará que aumente en nosotros las
ganas de celebrar el nacimiento de Cristo.
6.
QUIETUD. El
trabajo, las responsabilidades y preocupaciones nos absorben y boquean
demasiado. El adviento nos invita a contemplar, a ser más reflexivos, a estar expectantes
ante un acontecimiento: ¡Dios viene a salvarnos!
7.
AVENTURA. Este
tiempo prenavideño nos invita a salir al encuentro del Señor. Instalarnos en el
camino fácil, en el consumo o en lo superficial, no nos convierte en
aventureros sino en autómatas. ¿Quieres descubrir al Señor?
8.
HERMANDAD. El
adviento nos dispone no solamente al nacimiento de Jesús sino al sentido de su
llegada: viene a restablecer la alianza entre Dios y el hombre. Un Niño nos va
a nacer y, en El, todos seremos hermanos. Avanzando en la reconciliación
personal y comunitaria podremos significar la autenticidad de nuestra fe.
9.
VISITA. Celebrar
el adviento es prepararse a una visita especial. Hay que limpiar el corazón
para que, el Señor, pueda nacer en Él. La Palabra, la conversión personal y la
alegría….pueden servir de pañales con los cuales recibir dignamente al
Salvador.
10.
SILENCIO. El Hijo
de Dios viene silenciosamente y, por lo tanto, hay que estar atentos para saber
desde que dirección se acerca hasta nosotros. Ser centinelas, vivir como
centinelas, permanecer como centinelas y con los ojos bien abiertos evitará
que, lo grande y divino de estos próximos días, no pase de largo.
GRACIAS, ESTAMOS EN EL 2016, PERO SIEMPRE ME AYUDAN PARA SEGUIR ADELANTE.
ResponderEliminarQUE DIOS OS BENDIGA SIEMPRE.
SOFÍA