martes, 25 de junio de 2013

Recemos con el Papa Francisco




El cardenal Jorge Mario Bergoglio, S.I., arzobispo de Buenos Aires (Argentina), Ordinario para los fieles de Rito Oriental residentes en Argentina y desprovistos de Ordinario del propio rito, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Estudió y se diplomó como Técnico Químico, para después escoger el camino del sacerdocio y entrar en el seminario de Villa Devoto.

El 11 de marzo de 1958 ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús, realizó estudios humanísticos en Chile, y en 1963, de regreso a Buenos Aires, se licenció en Filosofía en la Facultad de Filosofía del Colegio «San José» de San Miguel.

De 1964 a 1965 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, y en 1966 enseñó la misma materia en el colegio de El Salvador de Buenos Aires.

De 1967 a 1970 estudió Teología en la Facultad de Teología del Colegio «San José», en San Miguel, donde se licenció.

El 13 de diciembre de 1969 fue ordenado sacerdote.

En el curso 1970-71, terminó la tercera probación en Alcalá de Henares (España) y el 22 de abril de 1973 hizo la profesión perpetua.

Fue maestro de novicios en Villa Barilari, en San Miguel (1972-1973), profesor de la Facultad de Teología, Consultor de la Provincia y Rector del Colegio Massimo. El 31 de julio de 1973 fue elegido Provincial de Argentina, cargo que ejerció durante seis años.

Entre 1980 y 1986, fue rector del Colegio Massimo y de la Facultad de Filosofía y Teología de la misma casa y párroco de la parroquia del Patriarca San José, en la diócesis de San Miguel.

En marzo de 1986, se trasladó a Alemania para concluir su tesis doctoral, y sus superiores lo destinaron al colegio de El Salvador, y después a la iglesia de la Compañía de Jesús, en la ciudad de Coórdoba, como director espiritual y confesor.

El 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio del mismo año recibió en la catedral de Buenos Aires la ordenación episcopal de manos del cardenal Antonio Quarracino, del Nuncio Apostólico Monseñor Ubaldo Calabresi y del obispo de Mercedes-Luján, monseñor Emilio Ogñénovich.

El 13 de junio de 1997 fue nombrado arzobispo coadjutor de Buenos Aires, y el 28 de febrero de 1998, arzobispo de Buenos Aires por sucesión, a la muerte del cardenal Quarracino.

Es autor de los siguientes libros: «Meditaciones para religiosos» de 1982, «Reflexiones sobre la vida apostólica» de 1986, y «Reflexiones de esperanza» de 1992.

Es ordinario para los fieles de rito oriental residentes en Argentina que no cuentan con un ordinario de su rito.

Gran Canciller de la Universidad Católica Argentina.

Relator General Adjunto en la 10ª Asamblea General Ordinaria del Sinodo de los Obispos de octubre de 2001.

Desde noviembre de 2005 a noviembre de 2011 fue Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Juan Pablo II le ha creado y publicado cardenal en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, titular de San Roberto Bellarmino.

Era miembro de las siguientes congregaciones: para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; para el Clero; para los Institutos de Vida Consagrada y de la Sociedad de Vida Apostólica; el Pontificio Consejo de la Familia; la Comisión Pontificia para América Latina.
EL ESCUDO

En los rasgos, esenciales, el Papa Francisco ha decidido conservar su escudo anterior, elegido desde su consagración episcopal y caracterizado por una sencillez lineal.
Sobre el escudo, azul, se hallan los símbolos de la dignidad pontificia, iguales a los que deseó el predecesor, Benedicto XVI (mitra entre llaves de oro y plata, entrelazadas por un cordón rojo). En lo alto se refleja el emblema de la Orden de procedencia del Papa, la Compañía de Jesús: un sol radiante y llameante con las letras, en rojo, IHS, monograma de Cristo. Encima de la letra h se halla una cruz; en la punta, los tres clavos en negro.

En la parte inferior se contempla la estrella y la flor de nardo. La estrella, según la antigua tradición heráldica, simboliza a la Virgen María, Madre de Cristo y de la Iglesia; la flor de nardo indica a san José, patrono de la Iglesia universal. En la tradición iconográfica hispánica, en efecto, san José se representa con un ramo de nardo en la mano. Al incluir en su escudo estas imágenes el Papa desea expresar su especial devoción hacia la Virgen Santísima y san José.

EL LEMA

El lema del Santo Padre Francisco procede de las Homilías de san Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151), quien, comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribe: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jesús a un publicano, y como le miró con sentimiento de amor y le eligió, le dijo: Sígueme)».

Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina y se reproduce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de san Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En efecto, en la fiesta de san Mateo del año 1953, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, de un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió su corazón tocado y advirtió la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola.

Una vez elegido obispo, monseñor Bergoglio, en recuerdo de tal acontecimiento, que marcó los inicios de su total consagración a Dios en Su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de san Beda miserando atque eligendo, que también ha querido reproducir en su escudo pontificio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario