¡Con Francisco no hay lugar para la monotonía! El Angelus de este domingo 26 de enero será histórico porque, probablemente por primera vez, dos niños acompañaron al Papa tras el rezo de la oración.
Hoy 26 de enero de 2014, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos de numerosos países la Plaza de San Pedro volvió a vestirse de fiesta. En esta ocasión también estuvieron presentes los muchachos de la Acción Católica de la diócesis de Roma, que participaron en la iniciativa llamada “Caravana de la Paz”, junto al Cardenal Vicario del Papa, Agostino Vallini y procedieron, desde el estudio del Santo Padre a la liberar algunas palomas, símbolo de la paz.
La paz a todo el mundo
Se trata de dos miembros de la Acción Católica infantil de la diócesis de Roma, a quienes el Santo Padre invitó además a soltar sendas palomas de la paz, a saludar a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro, e incluso a dirigirle unas palabras.
Fue la joven quien lo hizo, para explicar que traían un mensaje de paz al Papa "para que así pueda llegar a todo el mundo", un mensaje de paz recordando que "cada niño tiene el derecho a jugar y a divertirse en un contexto hecho a su medida", y que eso no sucede en muchos países del mundo a consecuencia de la guerra.
Finalmente agradecieron al Papa por su "alegría": "¡Gracias, Papa, te abrazamos!", concluyó su intervención. A lo que Francisco respondió con sendas palmadas en la cabeza.
La crueldad mafiosa
Previamente, el Papa había tenido unas palabras de recuerdo para el niño Cocó Campolongo, de tres años, asesinado el pasado domingo junto con sus padres por la mafia calabresa. El pequeño fue tiroteado y abrasado dentro del coche ardiendo en una vendetta que ha conmovido Italia.
El hecho "no tiene precedentes en la historia de la criminalidad", protestó Francisco: "Recemos a Cocó, que seguro que está en el cielo, por las personas que han cometido este delito, para que se arrepientan y se conviertan al Señor", pidió, sumiéndose en un silencio orante que siguió toda la Plaza.
Reina católica
Asimismo, recordó que el sábado fue beatificada en Nápoles la reina consorte de las Dos Sicilias María Cristina de Saboya. Resaltó "su profunda espiritualidad y su gran humildad" y compromiso con el sufrimiento del pueblo, hasta convertirse en una auténtica "madre de los pobres".
La elección de Dios
Antes de eso, al comentar el Evangelio del día, el Papa recordó que Dios llama a todos a la salvación todos los días: "Si alguno siente hoy mismo que Dios le está llamando a entregarse a Él, que no lo dude. ¡Jesús no decepciona nunca!", proclamó.
El Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio dominical que narra el inicio de la vida pública de Jesús en las ciudades y aldeas de Galilea, cuya misión parte de una zona periférica, despreciada por los judíos más observantes, por lo que el profeta Isaías la indica como “Galilea de los gentiles”.
Por esta razón afirmó que “también nosotros estamos inmersos cada día en una ‘Galilea de los gentiles’, y en este tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir cercos para estar más seguros, más protegidos. Pero Jesús –afirmó el Papa Bergoglio– "nos enseña que la Buena Noticia no está reservada a una parte de la humanidad, sino que hay que comunicarla a todos. Es un buen anuncio destinado a cuantos lo esperan, pero también a quienes, tal vez, no esperan más, y no tienen ni siquiera la fuerza de buscar y de pedir".
Lectura del santo Evangelio según San Mateo ( 4,12-23).
"Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el Profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló. Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: -Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos. [Paseando junto al lago de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: -Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo."
PALABRA DE DIOS
GLORIA A TI SEÑOR JESUS
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo narra los inicios de la vida pública de Jesús en las ciudades y aldeas de Galilea. Su misión no parte de Jerusalén, es decir del centro religioso, social y político, sino de una zona periférica, despreciada por los judíos más observantes, con motivo de la presencia en aquella región de diversas poblaciones; por ello el profeta Isaías la indica como “Galilea de los gentiles” (Is 8, 23).
Es una tierra de frontera, una zona de tránsito donde se encuentran personas diferentes por raza, cultura y religión. Galilea se convierte así en el lugar simbólico para la apertura del Evangelio a todos los pueblos. Desde este punto de vista, Galilea se parece al mundo de hoy: comprendida por diversas culturas, necesidad de confrontación y de encuentro. También nosotros estamos inmersos cada día en una “Galilea de los gentiles”, y en este tipo de contexto podemos asustarnos y ceder a la tentación de construir recintos para estar más seguros, más protegidos.
Pero Jesús nos enseña que la Buena Noticia no está reservada a una parte de la humanidad, hay que comunicarla a todos. Es un buen anuncio destinado a cuantos lo esperan, pero también a quienes, tal vez, ya no esperan, y ni siquiera tienen la fuerza de buscar y de pedir.
Partiendo de Galilea, Jesús nos enseña que nadie está excluido de la salvación de Dios, más bien, que Dios prefiere partir desde la periferia, de los últimos, para alcanzar a todos. Nos enseña un método, su método, que expresa el contenido, es decir la misericordia del Padre. “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 20).
Jesús comienza su misión no sólo desde un lugar descentrado, sino también a partir de hombres que se dirían “de bajo perfil”. Para elegir a sus primeros discípulos y futuros apóstoles, no se dirige a las escuelas de los escribas y doctores de la Ley, sino a las personas humildes y sencillas, que se preparan con empeño a la llegada del Reino de Dios. Jesús va a llamarlos allí donde trabajan, en la ribera del lago: son pescadores. Los llama, y ellos lo siguen inmediatamente. Dejan las redes y van con Él: su vida se convertirá en una aventura extraordinaria y fascinante.
Queridos amigos y amigas, ¡el Señor llama también hoy! Pasa por los caminos de nuestra vida cotidiana; también hoy, en este momento, aquí, el Señor, pasa por la plaza. Nos llama a ir con Él, a trabajar con Él por el Reino de Dios, en las “Galileas” de nuestros tiempos. Cada uno de ustedes piense: el Señor pasa hoy, el Señor me mira, ¡me está mirando! ¿Qué me dice el Señor?
Y si alguno de ustedes oye que el Señor le dice: “sígueme”, sea valiente, vaya con Él; Él no decepciona jamás. ¡Dejemos alcanzarnos por su mirada, por su voz, y sigámoslo!
“Para que la alegría del Evangelio llegue hasta a los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz”.
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