La
palabra "felicidades” fue la que más se oyó este miércoles durante la
audiencia general.
Los peregrinos
que abarrotaban la plaza de San Pedro no pasaron por alto el 78 cumpleaños del
Papa Francisco. Un grupo de seminaristas de la Legión de Cristo hasta le
llevó una tarta. Y el Papa sopló las velas.
Durante
su recorrido, Francisco también besó a muchos bebés y se detuvo a charlar
con unos seminaristas que estudian en Roma.
El Papa centró
su Catequesis en la familia. Explicó que es un regalo de Dios y recordó que
Cristo eligió hacerse hombre en una familia humana. Francisco pidió que en
Navidad los cristianos acojan a Jesús como lo hicieron la Virgen María y San
José.
FRANCISCO
"Cada
familia cristiana, como hicieron María y José, puede recibir a Jesús,
escucharlo, hablar con Él, estar con Él, protegerlo, crecer con Él; y así
mejorar el mundo. Hagamos espacio en nuestros corazones y en nuestros días al
Señor. Así lo hicieron María y José, y no fue fácil.¡Cuántas dificultades
tuvieron que superar!”
También explicó
que la familia de Jesús era una familia real, piadosa y trabajadora. Dijo
que su ejemplo puede ayudar a otras familias a vivir su día a día.
FRANCISCO
"No era
una familia falsa, no era una familia irreal. La familia de Nazaret nos permite
redescubrir la vocación y la misión de la familia, de cada familia”.
Durante
la catequesis en español, Francisco saludó especialmente a unos
compatriotas. Eran un grupo de bailarines de tango a los que expresó
un curioso deseo.
FRANCISCO
"También
cuando hice la recorrida vi varios grupos de tangeros. Les deseo que hoy puedan
hacer un buen espectáculo y que sople un poco de viento pampero aquí”.
Pero
aunque el ambiente era festivo, el Papa no se olvidó del dolor de las
víctimas de los últimos atentados terroristas en Australia, Pakistán y Yemen.
Transmitió su consuelo a las familias y pidió a Dios que convierta el corazón
de los violentos.
El papa Francisco cumple 78 años años
y lo celebra por segunda vez como obispo de Roma.
Y algunos seminaristas argentinos han llevado al Papa una tarta con los colores blanco y azul de su país de origen así como el tradicional mate argentino, que Bergoglio ha bebido después de haber soplado las velas.
El limosnero del Papa, el monseñor polaco Konrad Krajewski, ha llevado ocho sin techo a la audiencia, que han regalado al Pontifice algunos girasoles. Por la tarde, llegará desde España un camión con casi una tonelada de aves de corral para los pobres.
Presentes en la audiencia, con un foulard blanco, los bailarines de tango que, a iniciativa de Cristina Camorani, han llegado a Roma para bailar una milonga en honor del Papa. Jorge Mario Bergoglio ha deseado un “buen espectáculo” para una plaza “dos por cuatro”, como los pasos de la música argentina que él ama tanto (y que bailaba de joven), congratulándose, en español, del hecho que “sopla un poco de viento de la Pampa también aquí”. La música y el baile de más de dos mil personas ha comenzado después de la audiencia en la plaza Pío XII, detrás de la columnata de Bernini.
“Que la
proximidad del nacimiento de Jesús avive en todas nuestras familias el deseo de
recibirlo con un corazón puro y agradecido”, dijo el Papa Bergoglio el día de
su cumpleaños 78. “Cada vez que una familia, en cualquier parte del mundo,
recibe este misterio, actúa en ella el misterio del Hijo de Dios que viene a
salvar el mundo”, explicó ante miles de fieles y peregrinos reunidos en la
plaza del santuario de San Pedro, en una mañana curiosamente soleada del otoño
lluvioso de Roma.
“La
cercanía de la Navidad enciende sobre el misterio de la familia una gran luz.
La Encarnación del Hijo de Dios abre un nuevo inicio en la historia universal
del hombre y de la mujer. Y este inicio sucede en el seno de una familia, en
Nazaret”, refirió el Obispo de Roma en la primera catequesis de la serie que
dedicará a la familia para acompañar el proceso sinodal en curso: “He
decidido reflexionar con ustedes en este año, sobre la familia, este gran
don que el Señor hizo al mundo desde el principio, cuando confirió a Adán y Eva
la misión de multiplicarse y llenar la tierra. Aquel don que Jesús ha
confirmado y sellado en su Evangelio”.
Texto
completo de la Catequesis
del Papa
La
familia: Nazaret
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Sínodo
de los Obispos sobre la Familia, apenas celebrado, ha sido la primera
etapa de un camino, que se concluirá el próximo octubre con la celebración de
otra Asamblea sobre el tema “Vocación y misión de la familia en la Iglesia y en
el mundo”. La oración y la reflexión que deben acompañar este camino involucran
a todo el Pueblo de Dios. Quisiera que también las meditaciones
habituales de las audiencias del miércoles se inserten en este camino común.
Por esto,
he decidido reflexionar con ustedes, en este año, precisamente sobre la familia,
sobre este gran don que el Señor hizo al mundo desde el principio,
cuando confirió a Adán y Eva la misión de multiplicarse y de llenar la tierra
(cfr Gen 1,28). Aquel don que Jesús ha confirmado y sellado en su Evangelio.
Y la
cercanía de la Navidad enciendo sobre este misterio una gran luz. La
encarnación de Hijo de Dios abre un nuevo inicio en la historia
universal del hombre y de la mujer. Y este nuevo inicio acaece en el seno de
una familia, en Nazaret. Jesús nació en una familia. Él podía venir especularmente,
o como un guerrero, un emperador…No, no. Viene como un hijo de familia,
en una familia. Esto es importante: mirar en el pesebre esta escena tan bella.
Dios ha
elegido nacer en una familia humana, que ha formado Él mismo. La ha
formado en un apartado pueblo de la periferia del Imperio Romano. No en
Roma, que esta la ciudad capital del Imperio, no en una gran ciudad, sino en
una periferia casi invisible, o mejor dicho, más bien de mala fama. Lo
recuerdan también los Evangelios, casi como un modo de decir: “De Nazaret,
¿puede salir alguna vez algo bueno?” (Jn, 1,46). Quizás, en muchas partes del
mundo, nosotros mismos hablamos todavía así, cuando escuchamos el nombre de
algún lugar periférico de una grande ciudad. Pues bien, precisamente de allí,
de aquella periferia del gran Imperio, ¡inició la historia más santa y más
buena, aquella de Jesús entre los hombres! Y allí estaba esta familia.
Jesús permaneció en esa periferia por
más de treinta años. El evangelista Lucas resume este periodo así: “…vivía
sujeto a ellos", es decir a María y José. Pero uno dice: ¿pero este Dios
que viene a salvarnos ha perdido treinta años allí, en aquella periferia de
mala fama? ¡Ha perdido treinta años! Y Él ha querido esto. El camino de
Jesús estaba en esa familia. "La madre conservaba todas estas cosas
en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en
gracia, delante de Dios y de los hombres”. (2, 51-52). No se habla de milagros
o curaciones, de predicaciones – no hizo ninguna en aquel tiempo – no se habla
de predicaciones, de muchedumbres que se aglomeran; en Nazaret todo parece
suceder “normalmente”, según las costumbres de una pía y trabajadora
familia israelí: se trabajaba, la mamá cocinaba, hacía todas las cosas de la
casa, planchaba las camisas…todas cosas de mamá. El papá, carpintero,
trabajaba, enseñaba al hijo a trabajar. Treinta años: “¡pero que desperdicio
padre! Pero, nunca se sabe. Los caminos de Dios son misteriosos.
¡Pero aquello era importante, allí estaba la familia! ¡Y eso no era un desperdicio,
eh! Eran grandes santos: María, la mujer más santa, inmaculada, y José, el
hombre más justo. La familia.
Ciertamente
estaríamos enternecidos por el relato de cómo Jesús adolescente
afrontaba los encuentros de la comunidad religiosa y los deberes de la vida
social; en el conocer cómo, cuando era un joven obrero, trabajaba con José;
y luego su modo de participar en la escucha de las Escrituras, en la oración de
los salmos y en tantas otras costumbres de la vida cotidiana. Los Evangelios,
en su sobriedad, no refieren nada acerca de la adolescencia de Jesús y
dejan esta tarea a nuestra afectuosa meditación. El arte, la literatura, la
música han recorrida esta vía de la imaginación. Ciertamente, ¡no es difícil
imaginar cuánto las mamás podrías aprender de los cuidados de María por el
hijo! ¡Y cuánto los papás podrían ganar del ejemplo de José, hombre justo, que
dedicó su vida a sostener y a defender el niño y la esposa – su familia – en
los momentos difíciles! ¡Y no digamos cuánto los jóvenes podrían ser alentados
por Jesús adolescente a comprender la necesidad y la belleza de cultivar su
vocación más profunda y de soñar a la grande! Y Jesús ha
cultivado en aquellos treinta años su vocación por la cual el Padre lo ha
enviado, ¿no? El Padre Dios. Jesús jamás en aquel tiempo se desalentó, sino que
creció en coraje para seguir adelante con su misión.
Cada
familia cristiana – como hicieron María y José - puede en primer
lugar acoger a Jesús, escucharlo, hablar con Él, custodiarlo, protegerlo,
crecer con Él; y así mejorar el mundo.
Hagamos espacio en nuestro corazón
y en nuestras jornadas al Señor. Así hicieron también María y José, y no fue
fácil: ¡cuántas dificultades tuvieron que superar! No era una familia fingida,
no era una familia irreal. La familia de Nazaret nos compromete a redescubrir
la vocación y la misión de la familia, da toda familia. Y como sucede en
aquellos treinta años en Nazaret, así puede suceder también para nosotros:
hacer que se transforme en normal el amor y no el odio, hacer que se transforme
común la mutua ayuda, no la indiferencia o la enemistad. Entonces, no es
casualidad, que Nazaret signifique “Aquella que custodia”, como María,
que – dice el Evangelio “… conservaba estas cosas y las meditaba en su
corazón.” (cfr Lc 2, 19-51)). Desde entonces, cada vez que hay una familia que
custodia este misterio, aunque esté en la periferia del mundo, el misterio del
Hijo de Dios, el misterio de Jesús que viene a salvarnos, está obrando. Y viene
para salvar al mundo. Y ésta es la grande misión de la familia: hacer lugar a
Jesús que viene, recibir a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, del
marido, de la esposa, de los abuelos, porque Jesús está allí. Recibirlo allí,
para que crezca espiritualmente en esa familia. Que el Señor nos de esta gracia
en estos últimos días antes de Navidad. Gracias.
Síntesis
pronunciada en español por el Papa
"Queridos
hermanos y hermanas,
Con vistas al Sínodo sobre la familia, que
tendrá lugar en el próximo mes de Octubre, he decidido dedicar las Catequesis
de este año a reflexionar sobre la familia, este gran don que Dios dio al mundo
desde el principio de la creación. La cercanía de la Navidad nos recuerda que
Dios quiso nacer en una familia, en un pequeño y apartado pueblo del Imperio
Romano. Jesús permaneció en Nazaret alrededor de 30 años, llevando una vida
normal, en el seno de una familia israelita piadosa y trabajadora. Entre otras
costumbres de la vida cotidiana, se dedicó al cumplimiento de los deberes
sociales y religiosos, el trabajo con José, la escucha de la Escritura y el
rezo de los salmos. María y José acogieron con amor a Jesús, teniendo que
superar muchas dificultades por ello. La suya no era una familia irreal, de
fábula. Cuánto podemos aprender de María y de José, y especialmente de su amor
a Jesús. Ellos nos ayudan a redescubrir la vocación y la misión de la familia,
de toda familia. Cada vez que una familia, en cualquier parte del mundo, acoge
este misterio, en ella actúa el misterio del Hijo de Dios que viene a salvar el
mundo.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en
particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, y otros
países latinoamericanos. Que la proximidad del nacimiento de Jesús avive en
todas nuestras familias el deseo de recibirlo con un corazón puro y agradecido.
Muchas gracias y que Dios los bendiga".
Al
final de la audiencia, el Papa hizo un llamamiento por Pakistán, Sidney y
Yemen: Que Dios convierta el corazón de los violentos.
"Quisiera rezar junto con ustedes por las víctimas de los inhumanos
ataques terroristas perpetrados en los días pasados, en Australia, en Pakistán
y en Yemen. Que el Señor acoja en su paz a los difuntos, consuele a sus
familiares y convierta el corazón de los violentos, que no se detienen ni
siquiera ante los niños. Cantemos el Padrenuestro pidiendo esta gracia".
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