domingo, 4 de enero de 2015

"No hay futuro sin proyectos de paz", el Papa a la hora del Ángelus.


Después de estas fiestas entrañables, días de encuentro con la familia, con los amigos, días para compartir y para comunicarnos, hoy, tan sólo celebramos el Domingo, la Resurrección del Señor; eso sí, en el clima de la alegría de la Navidad del Señor. 
Buscamos a Dios arriba en los cielos, cuando está en la tierra, y seguimos sin acogerlo con fe en nuestro interior. Confesamos con entusiasmo la encarnación de Dios y olvidamos que Cristo está en medio de nosotros y sólo le podemos encontrar entre las personas, con las personas y en las personas.



Una vez más durante estos días de Navidad, se nos ofrece la reflexión de Juan, el “discípulo amado”. El evangelista nos presenta a Jesús como la Palabra definitiva de Dios. Y él siente que es una palabra cercana, que ha acampado entre nosotros, iluminando de este modo nuestra vida. Abrirnos a esta presencia es la gran propuesta y la invitación que se nos hace.


El santo padre Francisco, este primer domingo del año, rezó el Ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia una repleta plaza de San Pedro, donde miles de peregrinos le aguardaban. 

La Paz fue la protagonista de las palabras del Papa Francisco antes de la oración mariana del Ángelus en el  primer domingo del año. Recibido con una gran ovación cuando apareció puntualmente en la ventana del Palacio Apostólico, Francisco advirtió que “no hay futuro sin propósitos y proyectos de paz”.
Habló de los diferentes conflictos bélicos que en pleno año 2015 llenan de sangre la historia de muchas poblaciones del mundo, y por ello insiste en que “debemos convencernos de que la concordia es siempre posible”. Y así comenzando el año y reviviendo el nacimiento del Señor, recuerda que la paz fue anunciada como regalo especial de Dios con la llegada de su hijo, “Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor” (Lc 2,14). Francisco con su especial forma de comunicación, y de hacer llevar los problemas del mundo a nuestra conciencia, a nuestro día a día, explicó que cada uno de nosotros tiene una misión de combatir la guerra y de llegar a la paz, “todos estamos llamados a reencender en nuestro corazón un impulso de esperanza, que debe traducirse en concretas obras de paz, de reconciliación y de fraternidad”. En este contexto explica que los pequeños gestos tiene mucho valor, “pueden ser semillas que dan esperanza”.
Pidió invocar a la Virgen María quien, como recuerda Francisco, en su vida terrena vivió muchas dificultades, pero que nunca ha perdido la paz en el corazón.
Francisco ha anunciado que el próximo 14 de febrero se celebrará un Consistorio en el cual creará 15 nuevos cardenales, que provienen de 13 naciones del continente, cuatro de ellos de habla española: Mons. Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (México), Mons. Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B, Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Mons. Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid (España), Mons. José Luis Lacunza Maestrojuán, O. A. R. Obispo de David (Panamá). 


Antes de la oración dirigió las siguientes palabras

“Queridos hermanos y hermanas, buenos días,
             
¡Que lindo domingo nos regala el nuevo año!, ¡que lindo día!
Dice san Juan en el evangelio que hemos leído hoy: 'En él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres. 
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Venía al mundo la luz verdadera, la que ilumina a cada hombre'.
Los hombres hablan mucho de la luz, pero con frecuencia prefieren la tranquilidad engañosa de la oscuridad. Nosotros hablamos tanto de la paz pero con frecuencia recurrimos a la guerra, o elegimos el silencio cómplice o no hacemos nada de concreto para construir la paz. De hecho dice San Juan, 'Vino entre los suyos y los suyos no lo han acogido'. Porque el juicio es éste: la luz, Jesús, vino al mundo pero los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malvadas. Quien hace el mal odia la luz y no viene hacia la luz para que no sean descubiertas su obras. Así lo dice en el evangelio san Juan: el corazón del hombre puede rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz pone al descubierto sus obras malvadas. Quien hace el mal odia la luz, quien hace el mal odia la paz.
Hemos iniciado hace pocos días el nuevo año en el nombre de la Madre de Dios, celebrando la Jornada Mundial de la Paz sobre el tema “Nunca más esclavos, sino hermanos”.
Mi deseo es que se acabe la explotación del hombre por parte del hombre. Esta explotación es una herida social que mortifica las relaciones interpersonales e impide una vida de comunión que busca el respeto, la justicia y la caridad. Cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz, cada hombre y cada pueblo tienen hambre y sed de paz. Por lo tanto es necesario y urgente construir la paz. Seguramente la paz no es solamente ausencia de guerra, pero una condición general en la cual la persona humana está en armonía con si misma, con la naturaleza y con los otros. Esta es la paz.
Entretanto para hacer callar las armas y apagar los focos de guerra es una condición inevitable dar inicio a un camino destinado a alcanzar la paz en sus diferentes aspectos.
Pienso en los conflictos que ensangrientan aún demasiadas regiones del planeta, en las tensiones en las familias y en las comunidades. En cuantas familias y en cuantas comunidades parroquiales hay guerra. Como en las divergencias existentes en nuestras ciudades y en nuestros países entre grupos de diverso origen cultural, étnico y religioso.
Tenemos que convencernos, a pesar de las apariencias contrarias, que la concordia siempre es posible, en todo nivel y en cada situación. ¡No hay futuro sin propósitos y proyectos de paz! ¡No hay futuro sin la paz!
Dios en el antiguo testamento hace una promesa, e Isaías dice: “Romperán sus espadas y harán arados, con sus lanzas harán hoces; una nación no levantará más la espada contra otra nación, no aprenderán el arte de la guerra” (Is 2, 4). ¡Bello
La paz es anunciada, como un don especial de Dios, con el nacimiento del Redentor: “Paz en la tierra a los hombres que Dios ama” (Lc 2, 14). Tal don pide que sea implorado incesantemente en la oración. Acordémonos, aquí en la plaza ese cartel: 'En la raíz de la paz está la oración'.
y ser acogido cada día con empeño, en las situaciones en las que nos encontramos. En el alba de un nuevo año, todos nosotros estamos llamados a encender nuevamente en el corazón un impulso de esperanza, que tiene que traducirse en obras concretas de paz,
No estás bien con aquel, haz la paz; en tu casa, haz la paz; en tu comunidad, haz la paz; en tu trabajo, haz la paz. Obras de paz, de reconciliación y de fraternidad.
Cada uno, en su propio rol y en las propias responsabilidades, puede cumplir gestos de fraternidad hacia el prójimo, especialmente de quienes están probados por las tensiones familiares o por dificultades de varios tipos.
Estos pequeños gestos tienen tanto valor y pueden ser semillas que dan esperanza y pueden abrir caminos de esperanza y de paz. Invoquemos ahora a María, Reina de la Paz. Ella durante su vida terrena, ha conocido no pocas dificultades, relacionadas a la fatiga cotidiana de la existencia. Pero nunca perdió la paz de su corazón, fruto del abandono confiado en la misericordia de Dios. A María, nuestra tierna Madre, pedimos indique al mundo entero el camino seguro del amor y de la paz.




SALUDOS DEL PAPA DESPUÉS DEL ÁNGELUS

Queridos hermanos y hermanas,

Saludo a todos ustedes, fieles de Roma y peregrinos llegados de Italia y de diversos Países: las familias, los grupos parroquiales, las asociaciones. En especial, saludo a los misioneros y a las misioneras Identes, tan buenos, que hacen tanto bien; a los fieles de Bianzé, Dalmine, Sassuolo, Arpaíse e Oliveri; a la comunidad de Rumanos de Cordenons – Pordenone; a la asociación “Puerta Abierta” de Módena, a las familias de Fratta Polesine, a los jóvenes de Petrosino.

 A todos ustedes les deseo un buen domingo. Por favor, ¡Déjense consolar por el Señor! ¿Entendido? ¡Déjense consolar por el Señor! Y no se olviden de orar por mí. ¡Buen almuerzo, hasta la vista! Y mañana buen día de la Inmaculada, que el Señor los bendiga.

FUENTE





PRIMERA PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE

SEGUNDA SECCIÓN:
LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA

CAPÍTULO PRIMERO
CREO EN DIOS PADRE

ARTÍCULO 1
«CREO EN DIOS, PADRE TODOPODEROSO,
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA»

Párrafo 4
EL CREADOR

I La catequesis sobre la creación



285 Desde sus comienzos, la fe cristiana se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes. Así, en las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitos referentes a los orígenes. Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella ; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo (al menos el mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto que se ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, no aceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo). Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes. Esta búsqueda es inherente al hombre.



PRIMERA PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE

SEGUNDA SECCIÓN:
LA PROFESIÓN DE LA FE CRISTIANA

CAPÍTULO SEGUNDO
CREO EN JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS

ARTÍCULO 3
"JESUCRISTO FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA
DEL ESPÍRITU SANTO Y NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN"

Párrafo 3
LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

Los misterios de la infancia de Jesús



530 La Huida a Egipto y la matanza de los inocentes (cf. Mt 2, 13-18) manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz: "Vino a su Casa, y los suyos no lo recibieron"(Jn 1, 11). Toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución. Los suyos la comparten con él (cf. Jn 15, 20). Su vuelta de Egipto (cf. Mt 2, 15) recuerda el éxodo (cf. Os 11, 1) y presenta a Jesús como el liberador definitivo.


TERCERA PARTE
LA VIDA EN CRISTO

PRIMERA SECCIÓN
LA VOCACIÓN DEL HOMBRE:
LA VIDA EN EL ESPÍRITU

CAPÍTULO PRIMERO
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

ARTÍCULO 1
EL HOMBRE , IMAGEN DE DIOS




1706 Mediante su razón, el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa “a hacer [...] el bien y a evitar el mal”(GS 16). Todo hombre debe seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el amor de Dios y del prójimo. El ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana.




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