jueves, 25 de julio de 2013

J.M.J. RIO 2013 *Jueves 25 de Julio (Parte II)


El Sumo Pontifice recorrió la playa más famosa de Brasil a bordo de su papamóvil. Besos, un mate y otros gestos para salir del protocolo.
A bordo del papamóvil, Francisco recorrió la Avenida Atlántica de la playa de Copacabana de Rio de Janeiro, mientras se dirige al escenario donde se dirige a una multitud en la Jornada Mundial de la Juventud, que se desarrolla en Brasil.
 El Papa recibe cálidos reconocimientos de la multitud y saluda sonriente con un vehículo que no posee vidrios blindados a los costados, tal como lo hizo en sus recorridas anteriores en este viaje en Brasil, pese a los temores de las autoridades locales y del propio Vaticano por la seguridad del líder religioso.
A bordo del "papamóvil", Francisco recorrió unas 30 cuadras a lo largo de la avenida Atlántica, que se encuentra colmada de jóvenes de todo el mundo, hasta el escenario donde se realiza la ceremonia, que incluirá un mensaje a los peregrinos que participan de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
En otro de sus gestos que salen del protocolo, el exarzobispo de Buenos Aires se aproximó a una mujer que le acercó un bebé, al salir del Forte de Copacabana.
El Papa también aceptó esta tarde un mate que le acercaron y lo tomó durante su recorrida en el papamóvil por la playa de Copacabana.

Como muestra de afecto, otra niña le acercó una carta, el Pontífice besó a la niña y recibió el obsequio, mientras otros jóvenes le arrojabon ofrendas y banderas de todo el mundo a su paso por la Avenida Atlántica de la ciudad carioca.
 El papa Francisco sorprendió este jueves cuando empezó a pronunciar buena parte de su discurso en español en su visita a Copacabana.
Aunque en otros eventos, el santo padre había hablado principalmente en portugués, con breves fragmentos en español, en su visita a Copacabana el idioma que ha predominado es el de su natal Argentina, frente a una multitud ferviente de miles de jóvenes que hacen ondear banderas de sus países.
"Río se convierte en el centro de la Iglesia" esta semana, dijo el pontífice en tono emotivo. El papa también pidió un minuto de silencio por la muerte de un joven de Guayana que falleció en un accidente en su camino a Río de Janeiro.





"Río se convierte en el centro de la Iglesia" esta semana, dijo el pontífice en tono emotivo. El papa también pidió un minuto de silencio por la muerte de un joven de Guayana que falleció en un accidente en su camino a Río de Janeiro.
 



La vigilia y la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) con el papa Francisco fueron transferidas a la popular playa de Copacabana, en vez de un terreno baldío a 60 km del centro de Rio inundado por la lluvia y lleno de barro, informó el alcalde de Rio este jueves.

 "Guaratiba pondría en riesgo la seguridad de los peregrinos debido a las inundaciones", dijo Paes en una rueda de prensa.
El sábado miles de jóvenes tenían previsto una vigilia en un terreno baldío de 300 hectáreas en Guaratiba, en la zona oeste de la ciudad, durante la cual el papa Francisco debía pronunciar un discurso. El domingo, el pontífice debía asimismo oficiar allí una multitudinaria misa de cierre de la JMJ.



 Ambos actos se celebrarán ahora en la turística Copacabana, donde este jueves Francisco dará también la bienvenida a los peregrinos de la JMJ, con una presencia estimada en más de un millón de personas. El viernes, en el mismo barrio, se realizará un Via Crucis al que asistirá el papa.
Paes pidió en un comunicado "comprensión a los vecinos de la zona", que tendrán los accesos de tránsito bloqueados. Cada año, la playa de Copacabana acoge también la multitudinaria fiesta de Año Nuevo. Ya el martes, en la inauguración de la JMJ en Copacabana, el tránsito fue caótico, empeorado por una falla eléctrica que paralizó el metro durante más de dos horas.
La llegada del papa a Brasil el lunes pasado coincidió con una ola de frío y lluvia en el sureste de Brasil, con bajas temperaturas históricas y nieve en más de 130 ciudades.
 



Francisco, el "papa de los pobres", fue aclamado el jueves por cientos de miles de personas al recorrer en papamóvil descubierto la avenida que bordea la playa de Copacabana, tras visitar más temprano una favela donde reclamó la inclusión social de los marginados.
Un mar de gente desafió la lluvia y el frío y copó la avenida Atlántica para ver al papa, que dará la bienvenida a los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en un inmenso escenario instalado en la arena.
Al igual que en sus anteriores paseos en papamóvil, el primer papa latinoamericano de la historia rompió el protocolo y se mostró llano y accesible: estrechó manos, besó niños, cambió su solideo (el casquete de seda blanco), por el que le entregó un fiel, y hasta tomó un mate que le ofrecieron.
 RIO DE JANEIRO, 25 Jul. 13 / 05:33 pm (ACI)










Queridos jóvenes:
"Qué bien se está aquí", exclamó Pedro, después de haber visto al Señor Jesús transfigurado, revestido de gloria. ¿Podríamos repetir también nosotros esas palabras?
  Pienso que sí, porque para todos nosotros, hoy, es bueno estar aquí reunidos en torno a Jesús. Él es quien nos acoge y se hace presente en medio de nosotros, aquí en Río. Pero en el Evangelio también hemos escuchado las palabras del Padre: "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle" (Lc 9,35).
Por tanto, si por una parte es Jesús el que nos acoge; por otra, también nosotros hemos de acogerlo, ponernos a la escucha de su palabra, porque precisamente acogiendo a Jesucristo, Palabra encarnada, es como el Espíritu nos transforma, ilumina el camino del futuro, y hace crecer en nosotros las alas de la esperanza para caminar con alegría (cf. Carta enc. Lumen fidei, 7).
Pero, ¿qué podemos hacer? "Bota fé – Pon fe". La cruz de la Jornada Mundial de la Juventud ha gritado estas palabras a lo largo de su peregrinación por Brasil. ¿Qué significa "Pon fe"? Cuando se prepara un buen plato y ves que falta la sal, "pones" sal; si falta el aceite, "pones" aceite… "Poner", es decir, añadir, echar.
Lo mismo pasa en nuestra vida, queridos jóvenes: si queremos que tenga realmente sentido y sea plena, como ustedes desean y merecen, les digo a cada uno y a cada una de ustedes: "pon fe" y tu vida tendrá un sabor nuevo, tendrá una brújula que te indicará la dirección; "pon esperanza" y cada día de tu vida estará iluminado y tu horizonte no será ya oscuro, sino luminoso; "pon amor" y tu existencia será como una casa construida sobre la roca, tu camino será gozoso, porque encontrarás tantos amigos que caminan contigo. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor!
 Pero, ¿quién puede darnos esto? En el Evangelio hemos escuchado la respuesta:  Cristo. "Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle". Jesús es quien nos trae a Dios y nos lleva a Dios, con él toda nuestra vida se transforma, se renueva y nosotros podemos ver la realidad con ojos nuevos, desde el punto de vista de Jesús, con sus mismos ojos (cf. Carta enc. Lumen fidei, 18).
Por eso hoy les digo con fuerza: "Pon a Cristo" en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte siempre; "pon a Cristo" y verás crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el camino del futuro; "pon a Cristo" y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda.
Hoy me gustaría que todos nos preguntásemos sinceramente: ¿en quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Tenemos la tentación de ponernos en el centro, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o que es el tener, el dinero, el poder lo que da la felicidad. Pero no es así.
El tener, el dinero, el poder pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos, y terminamos empachados, pero no alimentados y es muy triste ver una juventud empachada, pero débil. La juventud tiene que ser fuerte, alimentarse de su fe y no empacharse de otras cosas”. 
¡"Pon a Cristo" en tu vida, pon tu confianza en él y no quedarás defraudado! Miren, queridos amigos, la fe lleva a cabo en nuestra vida una revolución que podríamos llamar copernicana, porque nos quita del centro y pone en él a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza, esperanza. Aparentemente no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, todo cambia.
En nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22) y nuestra existencia se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de Jesús, de Dios. En el Año de la Fe, esta Jornada Mundial de la Juventud es precisamente un don que se nos da para acercarnos todavía más al Señor, para ser sus discípulos y sus misioneros, para dejar que él renueve nuestra vida.
Querido joven, querida joven: "Pon a Cristo" en tu vida. En estos días, Él te espera en su Palabra; escúchalo con atención y su presencia enardecerá tu corazón. "Pon a Cristo": Él te acoge en el Sacramento del perdón, para curar, con su misericordia, las heridas del pecado. No tengas miedo de pedir perdón. Él no se cansa nunca de perdonarnos, como un padre que nos ama.

¡Dios es pura misericordia! "Pon a Cristo": Él te espera en el encuentro con su Carne en la Eucaristía, Sacramento de su presencia, de su sacrificio de amor, y en la humanidad de tantos jóvenes que te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje de la caridad, de la bondad, del servicio. También tú, querido joven, querida joven, puedes ser un testigo gozoso de su amor, un testigo entusiasta de su Evangelio para llevar un poco de luz a este mundo nuestro.
"Qué bien se está aquí", poniendo a Cristo, la fe, la esperanza, el amor que él nos da, en nuestra vida. Queridos amigos, en esta celebración hemos acogido la imagen de Nuestra Señora de Aparecida. Con María, queremos ser discípulos y misioneros. Como ella, queremos decir "sí" a Dios. Pidamos a su Corazón de Madre que interceda por nosotros para que nuestros corazones estén dispuestos a amar a Jesús y a hacerlo amar. ¡Él nos espera y cuenta con nosotros! Amén.



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