Celebración de la Vigilia de Oración
Al dirigirse a los tres
millones de jóvenes, el Papa trajo a la memoria la historia de San Francisco de
Asís, a quien Cristo le pide “reparar su casa. Pero, ¿qué casa? Poco a poco se
da cuenta de que no se trataba de hacer de albañil y reparar un edificio de
piedra”, sino de contribuir a la vida de la Iglesia, sirviéndola, “amándola y trabajando
para que en ella se reflejara cada vez más el rostro de Cristo”.
En ese sentido, el Papa les aseguró que Cristo “sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia” para que sean misioneros. “¿Cómo? ¿De qué manera? A partir del nombre del lugar donde nos encontramos, Campus Fidei, Campo de Fe”.
“El verdadero Campus Fidei es el corazón de cada uno de ustedes, es su vida”, afirmó en ese sentido el Santo Padre, que recordó la parábola del sembrador y exhortó a los jóvenes a dejar “que Cristo y su Palabra entren en su vida, que germine y crezca”.
En ese sentido, el Papa les aseguró que Cristo “sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia” para que sean misioneros. “¿Cómo? ¿De qué manera? A partir del nombre del lugar donde nos encontramos, Campus Fidei, Campo de Fe”.
“El verdadero Campus Fidei es el corazón de cada uno de ustedes, es su vida”, afirmó en ese sentido el Santo Padre, que recordó la parábola del sembrador y exhortó a los jóvenes a dejar “que Cristo y su Palabra entren en su vida, que germine y crezca”.
Pues bien, ¿qué hace un
jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Debe entrenarse y
entrenarse mucho. Así es en nuestra vida de discípulos del Señor”, afirmó.a
dijo que Jesús les pide seguirle toda la vida y “que ‘juguemos en su equipo’
Homilía del Papa Francisco
en Misa de Envío de la JMJ Río 2013
RÍO DE JANEIRO, 28 Jul. 13
/ 08:58 am (ACI).- Queridos hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
Queridos jóvenes
«Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Con estas palabras, Jesús se dirige a cada uno de ustedes diciendo: «Qué bonito ha sido participar en la Jornada Mundial de la Juventud, vivir la fe junto a jóvenes venidos de los cuatro ángulos de la tierra, pero ahora tú debes ir y transmitir esta experiencia a los demás».
Jesús te llama a ser
discípulo en misión. A la luz de la palabra de Dios que hemos escuchado, ¿qué
nos dice hoy el Señor? Tres palabras: Vayan, sin miedo, para servir.
1. Vayan. En estos días aquí en Río, han podido experimentar la belleza de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, han sentido la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde.
1. Vayan. En estos días aquí en Río, han podido experimentar la belleza de encontrar a Jesús y de encontrarlo juntos, han sentido la alegría de la fe. Pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en su vida o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde.
La fe es una llama que se hace más viva cuanto más se
comparte, se transmite, para que todos conozcan, amen y profesen a Jesucristo,
que es el Señor de la vida y de la historia (cf. Rm 10,9).
Pero ¡cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él, ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios.
Pero ¡cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: «Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos». Compartir la experiencia de la fe, dar testimonio de la fe, anunciar el evangelio es el mandato que el Señor confía a toda la Iglesia, también a ti; es un mandato que no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él, ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios.
Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres
libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía, sino que nos acompaña, está
siempre a nuestro lado en esta misión de amor.
¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente.
¿Adónde nos envía Jesús? No hay fronteras, no hay límites: nos envía a todos. El evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente.
El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de
su misericordia y de su amor.
En particular, quisiera que este mandato de Cristo: «Vayan», resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. Brasil, América Latina, el mundo tiene necesidad de Cristo.
En particular, quisiera que este mandato de Cristo: «Vayan», resonara en ustedes jóvenes de la Iglesia en América Latina, comprometidos en la misión continental promovida por los obispos. Brasil, América Latina, el mundo tiene necesidad de Cristo.
San Pablo dice: «¡Ay de mí si no anuncio
el evangelio!» (1 Co 9,16). Este
continente ha recibido el anuncio del evangelio, que ha marcado su camino y ha
dado mucho fruto. Ahora este anuncio se os ha confiado también a ustedes, para
que resuene con renovada fuerza.
La Iglesia necesita de
ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza. Un
gran apóstol de Brasil, el beato José de Anchieta, se marchó a misionar cuando
tenía sólo diecinueve años. ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a
los jóvenes? Otro joven. Éste es el camino que hay que recorrer.
2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?». Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías, un joven como ustedes, cuando fue llamado por Dios para ser profeta.
2. Sin miedo. Puede que alguno piense: «No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el evangelio?». Querido amigo, tu miedo no se diferencia mucho del de Jeremías, un joven como ustedes, cuando fue llamado por Dios para ser profeta.
Recién hemos escuchado sus
palabras: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño».
También Dios dice a ustedes lo que dijo a Jeremías: «No les tengas miedo, que
yo estoy contigo para librarte» (Jr 1,6.8). Él está con nosotros.
«No tengan miedo». Cuando vamos a anunciar a Cristo, es él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre.
Además Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad.
«No tengan miedo». Cuando vamos a anunciar a Cristo, es él mismo el que va por delante y nos guía. Al enviar a sus discípulos en misión, ha prometido: «Yo estoy con ustedes todos los días» (Mt 28,20). Y esto es verdad también para nosotros. Jesús no nos deja solos, nunca les deja solos. Les acompaña siempre.
Además Jesús no ha dicho: «Ve», sino «Vayan»: somos enviados juntos. Queridos jóvenes, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad.
Quisiera dirigirme también
a ustedes, queridos sacerdotes que concelebran conmigo en esta eucaristía: han
venido para acompañar a sus jóvenes, y es bonito compartir esta experiencia de
fe. Pero es una etapa en el camino. Sigan acompañándolos con generosidad y
alegría, ayúdenlos a comprometerse activamente en la Iglesia; que nunca se
sientan solos.
3. La última palabra: para servir. Al comienzo del salmo que hemos proclamado están estas palabras: «Canten al Señor un cántico nuevo» (95,1).
3. La última palabra: para servir. Al comienzo del salmo que hemos proclamado están estas palabras: «Canten al Señor un cántico nuevo» (95,1).
¿Cuál es este cántico
nuevo? No son palabras, no es una melodía, sino que es el canto de su vida, es
dejar que nuestra vida se identifique con la de Jesús, es tener sus
sentimientos, sus pensamientos, sus acciones. Y la vida de Jesús es una vida
para los demás. Es una vida de servicio.
San Pablo, en la lectura que hemos escuchado hace poco, decía: «Me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se ha hecho «esclavo de todos».
San Pablo, en la lectura que hemos escuchado hace poco, decía: «Me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles» (1 Co 9,19). Para anunciar a Jesús, Pablo se ha hecho «esclavo de todos».
Evangelizar es dar testimonio en primera persona del amor de
Dios, es superar nuestros egoísmos, es servir inclinándose a lavar los pies de
nuestros hermanos como hizo Jesús.
Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio.
Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado, quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, cuando vuelvan a sus casas, no tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del evangelio.
En la primera lectura, cuando Dios envía al profeta
Jeremías, le da el poder para «arrancar y arrasar, para destruir y demoler,
para reedificar y plantar» (Jr 1,10). También es así para ustedes. Llevar el
evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la
violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y
el odio; para edificar un mundo nuevo.
Jesucristo cuenta con ustedes. La Iglesia cuenta con ustedes.
El Papa cuenta con ustedes.
Que María, Madre de Jesús
y Madre nuestra, les acompañe siempre con su ternura: «Vayan y hagan discípulos
a todos los pueblos». Amén.
Durante el ofertorio el
papa ha acogido a una niña muy pequeña que nació sin cerebro y que aún vive,
cuando normalmente estos niños fallecen inmediatamente. El portavoz del
Vaticano informó que los padres de la niña asistieron a la misa que el sábado
el papa celebró en la catedral de Río y se la presentaron al papa y éste pidió
que la llevaran al ofertorio, en señal de ofrenda a Dios por su vida.
Luciendo una camiseta con el lema “Pare o Aborto”
(detengamos el aborto), el papá llevó a su “menina” en brazos. La madre llegó
con su hijo mayor, un infante que llegó dormido a ese momento de la ceremonia.
Después de la comunión el
papa ha entregado a cinco parejas de jóvenes, una de cada continente, una cruz
misionera con la forma del Cristo del Corcovado con el símbolo de la JMJ.
A continuación unas
últimas palabras del papa para introducir la oración mariana del Ángelus:
"La Virgen Inmaculada
intercede por nosotros en el Cielo como una buena madre que cuida de sus hijos. Que María
nos enseñe con su vida qué significa ser
discípulo misionero", dijo el Papa Francisco durante el Angelus.
"Queridos amigos,
éste es nuestro modelo. La que ha recibido el don más precioso de parte de
Dios, como primer gesto de respuesta se pone en camino para servir y llevar a
Jesús. Pidamos a la Virgen que nos ayude también a nosotros a llevar la alegría
de Cristo a nuestros familiares, compañeros, amigos, a todos. No tengan nunca
miedo de ser generosos con Cristo. ¡Vale la pena! Salgan y vayan con valentía y
generosidad, para que todos los hombres y mujeres encuentren al Señor"
Para finalizar el Papa
Francisco anuncia Cracovia, tierra de Juan Pablo II, como sede de próxima JMJ
2016
Tras la bendición final
las canciones, los bailes, los coros de "esta es la juventud del
papa" han seguido sonando y las banderas han seguido ondeando en la playa
de Copacabana. La gran multitud de jóvenes ha seguido celebrando en el último
acto de la JMJ Río 2013. Y un grupo de peregrinos polacos han subido al
escenario para celebrar que la Cruz de los jóvenes se dirige ahora a la tierra
natal del beato papa Juan Pablo II.
Los argentinos cantaron junto al mexicano Martín Valverde, al
término de la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que
presidió el papa Francisco. Ante más de 3 millones personas reunidas en la
playa de Copacabana, interpretaron el tema de autoría del azteca.
Último mensaje del Papa Francisco en Brasil JMJ 2013
Mi último pensamiento, mi
última expresión de saudade, se dirige a Nuestra Señora de Aparecida. En
aquel amado Santuario me he arrodillado para pedir por la humanidad entera y en
particular por todos los brasileños. He pedido a María que refuerce en ustedes
la fe cristiana, que forma parte del alma noble de Brasil, como de tantos otros
países, tesoro de su cultura, voluntad y fuerza para construir una nueva
humanidad en la concordia y en la solidaridad.
El Papa se
va, les dice "hasta pronto", un "pronto" ya muy nostálgico
(saudadoso) y les pide, por favor, que no se olviden de rezar por él. El Papa
necesita la oración de todos ustedes. Un abrazo a todos. Que Dios les bendiga.
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