Vaticano. Corresponsal - 08/07/13
ROMA.- Hoy debería ser su primer día de descanso en el Vaticano,
pero, en un nuevo reflejo del rumbo que quiere darle a su pontificado , Francisco hará un viaje relámpago a la pequeña isla de
Lampedusa, puerto de llegada de miles de inmigrantes extracomunitarios y
símbolo de un drama desatendido en Europa.
Como reveló el secretario personal del Pontífice, el maltés Alfred Xuareb,
el Papa quiere "llorar a los muertos" de Lampedusa, es decir, las
20.000 personas que en los últimos 25 años perdieron la vida ahogadas en
trágicos naufragios ocurridos en el Mediterráneo.La primera visita de Francisco, austera y sin pompa, será a la isla que simboliza el drama de miles de clandestinos; es el primer pontífice que elige este destino.
La renovación de la Iglesia para que sea “pobre y de los pobres” vivirá un momento de gran impacto evangélico, emotivo y mediático porque el Papa argentino ha elegido como su primer viaje apostólico una visita a la isla de Lampedusa, en el extremo sur de Europa frente a las costas africanas, convertida en el símbolo de la tragedia de los inmigrantes clandestinos que llegan a millares desde Africa. Desde 1988, veinte mil desesperados, entre ellos muchas mujeres y chicos, murieron ahogados cuando a bordo de viejas carretas de mar trataban de realizar el sueño de llegar a la rica Europa, hostil a veces, indiferente casi siempre, para vivir una vida mejor.
Cuatro mil migrantes en condiciones dramáticas llegaron este año a Lampedusa, siempre desbordada por el arribo de los más indefensos, los “condenados de la Tierra” que no puede contener la isla de solo 24 kilómetros cuadrados y seis mil habitantes que viven de la pesca y el turismo.
Francisco ha querido que su primer viaje sea diferente, pleno de estímulos en favor de la cultura de la solidaridad y de la caridad. Una visita cargada de mensajes, símbolos y reproches al Viejo Continente. “El Papa irá a llorar a los muertos”, dijo su secretario, el monseñor maltés Alfred Xuereb. “Su presencia es un signo para demostrar que mientras en el norte del país están los ricos que ostentan y desperdician, al mismo tiempo hay un sur que afronta todos los riesgos para buscar la fortuna y muchas veces encuentra la muerte”.
Bergoglio estará tres horas esta mañana en la isla, pero dejará una huella inolvidable con su gesto “que se me ocurrió mientras rezaba”, como le contó al gobernador bonaerense cuando hace tres días recibió a Daniel Scioli, en el Vaticano. A mediados de mes causó mucha impresión que en un naufragio cerca de Lampedusa murieran ahogados siete muchachos que durante horas trataron de salvarse agarrados a redes atuneras en el mar. El caso lo convenció de que debía dar un testimonio fuerte de esta catástrofe humanitaria y como el párroco de Lampedusa lo había invitado, decidió aceptar.
A las nueve de la mañana (cinco horas menos en la Argentina), Francisco desembarcará del avión que en una hora lo llevará al aeropuerto local desde Roma. Poco después el Papa argentino se embarcará en la lancha 269 de la Guardia Costera, donde ya le han preparado un sillón amarillo, y partirá rodeado de 120 pescadores de Lampedusa a bordo de sus pequeños barcos. La nave con el pontífice se detendrá poco después en el mar abierto para lanzar una corona de flores en homenaje a los inmigrantes muertos.
La pequeña isla de Lampedusa, la más meridional de Italia, se ha convertido en los últimos años en la primera puerta de entrada hacia Europa para los inmigrantes que intentan llegar desde de África a través del Mediterráneo, ya que apenas la separan 120 kilómetros de las costas tunecinas y 200 de la isla de Sicilia.
Se calcula que en los últimos 20 años unas 25.000 personas han perdido la vida intentando llegar a sus costas.
En 2011,
con el estallido de la primavera árabe, casi 50.000 inmigrantes llegaron a la
isla, muchos de ellos procedentes del África subsahariana, incluyendo
a los refugiados de las guerras de Etiopía y Somalia, y también a aquellos
que escapaban de Libia y Túnez.
Sólo en
los seis primeros meses de 2013 han desembarcado un total 3.648 inmigrantes. Y
en lo que va de año, al menos 40 inmigrantes han perdido la vida intentando
cruzar las aguas del Mediterráneo. Mientras se esperaba la llegada del
Pontífice, una barcaza con 166 inmigrantes indocumentados a bordo llegó al
puerto de esa pequeña isla italiana.
El Papa Francisco ha visitado este lunes a
la isla italiana de Lampedusa, en su primer viaje oficial fuera de
Roma. Allí, el papa ha recordado a los inmigrantes muertos en el mar
en su intento de llegar a Europa y ha echo votos para que no vuelva a ocurrir.
El papa ha estrechado las manos de los inmigrantes irregulares y después se
ha trasladado al campo de deportes "Arena", de la localidad de
Salina, para oficiar una misa.También ha arrojado una corona de flores al mar,
como recuerdo de los inmigrantes fallecidos."Nos hemos acostumbrados al sufrimiento de los otros - ha dicho Francisco durante la homilía - no nos afecta, no nos interesa, no es cosa nuestra".
"Pidamos al Señor que nos de la gracia de llorar por nuestra indiferencia, por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros y en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio económicas a nivel mundial que abren el camino a dramas como estos", ha añadido.
Bajo la marca de la sobriedad, Francisco no usará papamóvil, sino un jeep Fiat que prestará un habitante del lugar. Además, celebrará misa con un cáliz y una cruz pastoral realizados con madera de una de las "carretas del mar" naufragadas en la zona.
El Papa quedó impactado por la muerte, ocurrida hace menos de un mes, de una decena de desesperados de un grupo donde algunos se salvaron aferrándose a una red para pescar atunes.
Francisco se embarcará en un barco patrullero que suele ir a rescatar a inmigrantes africanos que huyen de hambre y guerras, tirará una corona de flores en el mar y rezará por quienes no logran completar el llamado "viaje de la esperanza". Luego, en el puerto, se reunirá con medio centenar de sobrevivientes. Más tarde, celebrará misa en el campo deportivo, al lado del denominado "cementerio" de barcos naufragados. Antes de partir, podría ir a visitar a inmigrantes encerrados en un centro de acogida.
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